La publicación ayer por el Boletín Oficial del Estado de la aprobación del estudio informativo de la línea ferroviaria que unirá el puerto exterior con la red nacional supone la conclusión de uno de los trámites necesarios para la construcción de una infraestructura vital para punta Langosteira, pero aún son necesarias otras para que puedan comenzar las obras.

El tramo, que irá desde la nueva dársena a las proximidades del polígono de Vío, tendrá una longitud de 6,55 kilómetros, 4,52 de los cuales discurrirán a través de túneles, y su coste en principio será de 138 millones sumando las expropiaciones y otros gastos.

Fomento ya superó en junio otro de los trámites precisos, la aprobación del estudio de impacto ambiental de la actuación, pero el proyecto espera aún por el proyecto de ejecución de la línea, que debía haber sido publicado el pasado mes de septiembre y sin el que es imposible licitar los trabajos. Seis meses más tarde de ese plazo se desconoce todavía cuándo se dispondrá de ese documento, en el que no solo figurarán todos los aspectos técnicos de la actuación, sino también su presupuesto definitivo.

Pero, además, nada se sabe sobre la financiación de la obra, que la Autoridad Portuaria no puede financiar debido a la elevada deuda que soporta por la construcción de Langosteira, mientras que Fomento depende de la existencia de unos nuevos Presupuestos Generales del Estado, ya que los de este año están prorrogados.

A esto hay que sumar que el Concello de Arteixo debe todavía dar el visto bueno al diseño planteado para el lugar en el que la línea férrea se cruzará con la carretera AC-415, que une A Coruña con Sabón por Meicende y Pastoriza. En ese punto serán precisas medidas de control, las voladuras tendrán que realizarse con cautelas y habrá que instalar recubrimientos superiores a los 45 metros para trabajar, ya que el túnel proyectado allí pasa por debajo de una vivienda. La presencia de otras carreteras, como las de Suevos y la autovía al puerto exterior, obligará a la Autoridad Portuaria, que será la promotora del proyecto, a coordinar su ejecución con la Dirección General de Carreteras.

El poliducto que enlazará la refinería de Repsol con punta Langosteira es otra de las dificultades con las que se topará la nueva línea férrea, ya que la declaración ambiental de este proyecto advierte de que será necesario de la compañía energética y el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) tendrán que coordinarse durante la construcción de ambas infraestructuras para evitar perjudicarse. Repsol exigió que se garantice que el tendido ferroviario no afectará a la conducción mediante la que se transportarán sus materias primas y sus productos hasta Langosteira, cuyos trabajos tampoco tienen fecha de inicio.