Entre el batiburrillo de alturas que conforma el horizonte de la ciudad, resaltan aquellos rascacielos que celebraban la conquista de las alturas como símbolo de progreso de la segunda mitad del XX. Pero también los esbeltos depósitos y las torres de telecomunicaciones. Dos de ellas, andan por los cincuenta. Y una, la de la calle Marqués de Amboage, conocida como la "Torre del Espino", aparece en los libros más valorada por su arquitectura singular que por el balance de su vida útil, por lo menos respecto a la función con la que fue levantada.

La torre con aspecto de lira en Cuatro Caminos forma parte aún de las propiedades de Telefónica en la ciudad. Según los responsables del Museo de las Telecomunicaciones de A Coruña, mientras que el edificio que tiene abajo, cuya entrada preside hoy un andamio, fue uno de los puntos importantes de actividad de la compañía en la ciudad, la construcción de la torre, que finalizó en el 1968, sirvió para poco. Se erigió para comunicar, vía radio, Ferrol y A Coruña, pero ya las primeras pruebas una vez en marcha revelaron los problemas del sistema.

Entre otras cuestiones, pronto tuvo que competir contra los edificios y rascacielos con decenas de alturas que se construyeron en los años posteriores en la ciudad, cuya llegada era celebrada por la ciudadanía como todo un acontecimiento y prueba de modernidad. En 1968 se levantaba la torre Galicia, en el 70 la torre de los Maestros, en el 71 la torre Esmeralda y en el 75 la torre Costa Rica, entre otras. Y con ellas, otras hermanas algo más recortadas.

Hoy, esta atalaya, que llama todavía menos la atención engullida por el urbanismo circundante, sí está entre los listados de edificios singulares de arquitectos y urbanistas. La "central del Espino" -cuyo nombre tradujo el topónimo tradicional de la zona, O Espiño- figura en la lista del Docomomo, una organización internacional creada en 1990 con objetivo de inventariar, divulgar y proteger el patrimonio arquitectónico del Movimiento Moderno. Su web le dedica una ficha, escrita por el director de la Escuela Técnica de Arquitectura de A Coruña, Fernando Agrasar. El profesor e investigador explica que fue firmada por el arquitecto Francisco Riestra Limeses, "que recibía frecuentes encargos de esta naturaleza en diferentes ciudades". El edificio tiene cuatro plantas y su diseño compacto y oscuro hace destacar la torre, esbelta y clara, "la desconcertante figura de una lira exageradamente deformada verticalmente", cuya altura la convirtió, por poco tiempo, "en un hito urbano para ser leído en amplia área de la ciudad".

"La referencia a las diversas arquitecturas de filiación moderna y la libertad y solvencia con la que es manejada la composición de este edificio de múltiples lecturas, lo convierte en una pieza valiosa y escasa en la producción arquitectónica moderna en Galicia", concluye.

Tras el fiasco de su funcionamiento, una inmensa grúa comenzó a edificar, aprovechando la altura de O Castrillón, una torre hermana, en entre la calle Montiño y la calle de la Cerca. Hoy consagrada a la telefonía móvil, no tiene la consideración artística de la primera pero su presencia domina el cielo de esta parte de la ciudad y en su momento, con mucha A Coruña por levantar a sus pies, dialogaba desde uno de los puntos más elevados del municipio, con la torre de Hércules, también por su dibujo exterior en espiral.