Uno de los sargentos de Bomberos, Francisco Dámaso Gómez, informa de que algunos de los servicios más habituales para los que son requeridos son "rescates a personas, animales, limpiezas de calzadas, retirada de velutinas, alarmas, el típico gato en un árbol, accidentes de tráfico, contenedores...". Lo habitual es que las llamadas no sean directas, si no que los ciudadanos contacten antes con el 112, principalmente, la Policía Local e, incluso, la Nacional.

"Ellos nos pasan la información o nos ponen en contacto con el particular que llama. Tenemos de todo un poco, depende del día, algún contenedor, limpieza de calzadas, apertura de puertas, incendios de cuando en vez...", añade el efectivo de Bomberos, quien asegura que las llamadas que reciben de ciudadanos rondarán "el 20%" y, de ellas, muchas son por incendios en viviendas originados en campanas extractoras.

Como "anécdota graciosa" Gómez recuerda una noche de fin de año que tuvieron que desplazarse a Matogrande para rescatar a unas jóvenes que se habían quedado encerradas en un ascensor. "Eran siete u ocho porque lo habían sobrecargado y nos llamó la atención porque iban todas guapísimas. Fue una alegría verlas", cuenta.

El sargento asegura que en su trayectoria profesional ha visto "de todo" relacionado con tragedias, entre las que enumera: "suicidios, accidentes, gente atrapada, quemados, fallecidos en incendios, carbonizados, ahogados...". Gómez asegura que "con 30 años de servicio" hay pocas cosas que le impacten. "Lo que más te puede chocar es cuando hay un niño o niña afectados por un accidente. Del resto, a todo te acostumbras. Si estabas comiendo, haces el trabajo, llegas al parque y sigues comiendo, hasta ese punto llega el ser humano. Si en un incendio o en un accidente de coche te encuentras un cadáver calcinado no es nada agradable, pero a todo te habitúas. Hay gente de ingreso que llevan un año o dos, no han visto mucho y siempre les cuesta un poquito, pero con tantos años de servicio ya vas curado de espanto", subraya. Gómez señala que, aún así, su trabajo se ve recompensado por los buenos momentos.

"El bombero siempre es la figura de la buena persona porque no sancionamos, estamos para rescatar. Una vez hecho el trabajo, nuestro papel es bonito. Cuando rescatas a algún niño las madres y abuelas nos comen a besos", señala.