Me crié en la calle Alfredo Vicenti, donde viví hasta que hice la mili con mis padres, Felipe y Ángela, y mis hermanos Federico, Ángela, Ana María y Andrés. Mi padre fue médico del Ejército y estuvo destinado en el Hospital Militar, del que fue director y en el que tuvo como compañeros a conocidos doctores como Gómez Ulla, Sisenando y Vendrell.

Mi único colegio fue la Academia Galicia, donde tuve como compañeros a Óscar, Higinio, Chisco, Rafael Pascual, Nemesio, Nores, Bermúdez de Castro, Juan Carlos, Manuel Morato y Laxe. Tengo buenos recuerdos de mis años de estudiante, aunque lo único que nos apetecía era jugar todo lo posible en la calle o los alrededores. En el recreo lo hacíamos en la plaza del Maestro Mateo o en el pato trasero del colegio, que más bien parecía un callejón sin salida en el cual había unos pequeños talleres.

Otros de los lugares a los que íbamos eran el paseo de los Puentes y la imprenta Roel. En esa zona se empezó a practicar en la ciudad el motocross con viejas motos de apenas 50 centímetros cúbicos, como la Montesa 49, la Puch y la Mobilette Campera, con la que se hacían pequeños saltos y caballitos por las cuestas del monte, aunque a nosotros nos parecían una virguería porque solo unos pocos se podían permitir practicar este deporte.

Cuando se hacían competiciones, en las que comenzaron a llevarse motos de mayor cilindrada, como las Bultaco y Ossa. Recuerdo que nos reuníamos una gran cantidad de pandillas para ver a aquellos aprendices de trialeros haciendo sus primeros pinitos los sábados y domingos en aquel lugar, que fue el punto de encuentro de los aficionados hasta que se urbanizó.

Muchas veces hacíamos escapadas hasta O Portiño y el monte de San Pedro, donde estaban los grandes cañones de la baterías de costa, aunque los centinelas que las vigilaban siempre nos llamaban la atención cuando nos acercábamos. En verano nuestra playa preferida era Riazor por su proximidad y unas veces nos poníamos en la zona de la Casa de Baños y otras en las rocas del Cagallón.

A los doce años empecé a practicar esgrima, que entonces era un deporte muy minoritario, durante cinco años en la Hípica gracias al profesor de gimnasia del colegio, Ramón Vidal Borja. Luego pasé al equipo del Casino, con el que gané la Copa del Generalísimo junto con Tere Taboada, Quique García Arias y Villadóniga. También participé en un campeonato en Bélgica con el equipo español juvenil y obtuve una medalla de plata, mientras que Estrasburgo fui quinto. Al ir a estudiar a Santiago gané dos campeonatos universitarios y al trasladarme a Madrid para hacer la carrera de Agrónomos, fui campeón nacional juvenil de florete y sable en el torneo que se celebró en el Palacio de los Deportes de Madrid, por lo que los años que practiqué este deporte fueron de los mejores de mi vida, aunque jugué también en el equipo de balonmano del colegio con Agustín Alonso, Luis San Adrián, Pajón y Bandín.

Tuve que interrumpir los estudios para hacer la mili y al terminarla no llegué a concluir la carrera, ya que me puse a trabajar en Madrid en el pub Atenea, que abrí con mi amigo Julián y en el que trabajé toda mi vida hasta mi jubilación, aunque venía a mi ciudad todos los fines de semana. Me casé en Puerto Rico con Ana y tenemos dos hijas, Marena y Lara, quienes ya nos dieron cuatro nietos: Quira, Cloe, Dimitri y Leo. En la actualidad me reúno con amigos de la infancia y la juventud y sigo entrenando a los chavales de la Escuela Gallega de Esgrima, en la que llevo bastantes años y en la que acompaño a los alumnos en los campeonatos.