La crisis económica, los bulos de Internet y el discurso antimigratorio que se gesta desde hace un tiempo a nivel global son el caldo de cultivo perfecto para espolear el odio hacia las minorías. Especialmente en el entorno digital donde, amparada por la libertad de la pantalla, la intolerancia se abre un hueco en comentarios de medios de comunicación y redes sociales. Contra los mensajes racistas que proliferan hoy en día en la web lleva unida desde algo más de un año Ecos do Sur. La ONG ponía en 2016 en práctica su proyecto CibeRespect, una iniciativa pensada para contrarrestar el odio online que se genera hacia los extranjeros, y que ha encontrado en las noticias falsas uno de sus focos más peligrosos.

"La web a veces puede ser una ciénaga. La gente no sabe distinguir una noticia fundada de un bulo, y cada vez proliferan más las páginas pseudoinformativas basadas en la alarma y el miedo", explica la coordinadora del programa, Natalia Monje. La conclusión la extraía de la primera fase del proyecto, en la que se analizaron más de 3.000 comentarios vinculados a la migración. El 70% de ellos resultaron ser intolerantes, con un 20% de mensajes neutros, y solo un 10% que ofreciesen datos alternativos.

Al bucear en el germen de las reseñas negativas, la entidad se encontró con los bulos. "Es un punto con el que no contábamos al principio, pero lo incorporamos al Observatorio por el impacto que tienen en la opinión pública", dice la portavoz de la ONG. Como ejemplo, pone una información manipulada que se hizo viral en las redes sociales. Dos fotografías, una de unos ancianos y otra de una pareja musulmana, integraban la noticia, en la que se resaltaban las dificultades económicas de los mayores españoles frente a las supuestas facilidades de las que gozaban los dos inmigrantes.

La noticia, evidentemente, era falsa. "Se la inventaron, pero no es una broma. Las personas que cocinan este tipo de informaciones lo hacen muy conscientemente, apelando a las emociones y con una intención clara de manipular", señala coordinadora, que ha desmontado con su equipo varios bulos semejantes a lo largo de estos meses. La facilidad con la que se asumen y comparten, casi automáticamente, complica el detenerlos. Es así, amparados en la credulidad de los usuarios, como se convierten en alimento de mensajes discriminatorios contra el inmigrante. "La mayoría de los comentarios son sobre que vienen a quitarnos el trabajo", apunta Monje, que observó un aumento de la intolerancia online tanto en los atentados yihadistas de Barcelona el año pasado, como a raíz de la actual crisis migratoria.

En ambos momentos, las reseñas negativas ascendieron a un 75%. Son cada vez más, sin embargo, los usuarios "que contestan" a este discurso de odio, venciendo el silencio del que calla "porque no sabe cómo responder". Para romper esa pasividad, Ecos do Sur incluye un programa de formación en ciberactivismo. Son cerca de 1.000 las personas que hasta el momento se han beneficiado de sus cursos y materiales, que se centrarán en la prevención del racismo y el consumo crítico de información en la segunda fase de la iniciativa. La nueva etapa comenzará en septiembre, y contemplará la creación de un festival audiovisual contra la intolerancia previsto para octubre de 2019.