"Los patios son una zona de socialización que deben poder utilizar todos los vecinos". Así explicaba el alcalde, Xulio Ferreiro, hace pocas semanas el proyecto Aberto ao Barrio, que abrió desde el pasado 14 de julio y hasta final de agosto, cinco patios de colegios de la ciudad a niños y adolescentes durante las tardes, en horario de seis a nueve. El Fernández Latorre, en O Castrillón, es el más utilizado con diferencia, posiblemente porque fue el elegido para realizar la experiencia piloto el pasado verano. El mes de julio es el preferido, por ahora, por los usuarios, que en agosto bajaron su asistencia. También llama la atención observando los datos que los adolescentes utilizan más los espacios que los niños, practicando deportes en equipo.

El colegio público ubicado a pocos metros de la plaza de Pablo Iglesias consiguió atraer de media durante los 18 días que estuvo abierto el patio en julio a 22 adolescentes y a casi nueve niños. El día de mayor afluencia del mes fue el jueves 19, cuando se juntaron por la tarde 44 usuarios, entre niños y jóvenes. En agosto, vuelve a ser el Fernández Latorre el que más éxito tiene de la iniciativa municipal, con casi 17 adolescentes de media en los primeros 15 días del mes y cinco niños, aunque consigue el mejor dato global, con 48 personas en el patio el día 1.

En resultados, le siguen los colegios Alborada, en Elviña, y Sanjurjo de Carricarte, en el barrio de Monte Alto, que recibieron en su patio a una media de diez usuarios en julio y quince y diez en agosto, respectivamente. El colegio Raquel Camacho, del Agra del Orzán, está un poco por debajo en asistencia, pero consigue nueve y once participantes de media en julio y agosto en la iniciativa.

Por el contrario, el centro Manuel Murguía, de Feáns, no logra juntar en muchas de las jornadas ni siquiera a una persona. Hubo doce niños, en total, en julio y nueve jóvenes, globalmente, en la primera quincena de agosto.

Fuentes municipales explican que, en el caso de los adolescentes, suelen jugar partidos de fútbol o baloncesto por libre, mientras los niños sí que realizan las actividades que organizan los monitores que vigilan los patios, como brilé, carreras, relevos o juegos tradicionales. También afirman que los más pequeños suelen ir acompañados de sus padres.

Sobre la asistencia, desde el Gobierno local cree que los jóvenes van animándose por el boca a boca entre ellos, que ellos mismos van creando pandillas y acuden regularmente a los patios. También destacan que no se ha registrado ninguna incidencia en ninguno de los centros educativos.