El agua de todos los arenales de A Coruña tiene la calificación de excelente en este 2018. Así lo concluyó la consellería de Sanidade antes de la temporada de verano, tendencia que continúa en los análisis que se realizan durante la época estival. No se ha tenido que cerrar ninguna playa al baño por contaminación desde finales de verano de 2016, cuando Oza dio un nivel alto de fecales. Llevaba dos años sin la bandera azul, perdida en 2014, al pasar la categoría de sus aguas de "excelente" a "buena". Fue recuperada este mismo año. Ninguno de los estudios practicados durante el verano han arrojado resultados preocupantes. Hay playas que rozan la perfección, como el Orzán. Y otras, como Oza y O Portiño, en la que algún examen se dispara por encima de sus arenales vecinos.

Desde finales de junio, la Xunta ha realizado siete pruebas en las siete playas urbanas, distribuidas quincenalmente. Analizan la presencia de las bacterias e.coli y enterococo, que revelan el nivel de fecales de las aguas y que, en alta concentración, puede causar problemas de salud al bañista.

La Xunta usa un cálculo sobre precentiles para clasificar a las aguas marítimas. Para que sea "excelente", el nivel de enterococos tiene que ser de 100 por cada cien mililitros y el de e.coli, de 250. El límite legal para ser considerada apta son 185 por cada cien mililitros para los enterococos y 500 para el e.coli.

Según los análisis de la Xunta, actualizados la pasada semana, Orzán tiene unos resultados inmejorables, salvo por un análisis de principios de julio. Los enterococos no pasaron de 9 y la bacteria e.coli tuvo también exactamente la misma presencia relativa en el agua salvo el 2 de julio, que excepcionalmente subió a 110.

En el lado opuesto están las playas de Oza-Lazareto y O Portiño, la más próxima a la depuradora de Bens [la cala de Bens no figura en la lista de analizadas]. O Portiño cosechó análisis entre los 9 de mínima y 220 de máxima para el e.coli -por debajo de la excelencia pero apta según Sanidade- y entre 9 y 110 para los enterococos.

En el caso de Oza, se registraron 9 y 190 de mínima y máxima en e.coli y 9-100 en enterococos. En el resto de arenales no se superó un nivel de 100 por cada 100 mililitros en ambos parámetros. Riazor tuvo entre 9 y 64 en e.coli y 9-31 en enterococos. As Lapas, 9-99 y 9-64 respectivamente; y Matadero 9-87 y 9-53.

A lo largo de este año solo se cerró una vez al baño una playa, pero no fue por ofrecer registros desbocados, como Oza en verano de 2016, sino de manera preventiva por un vertido directo de la depuradora de Bens en la costa.

La EDAR vierte el agua mar adentro después de pasar por un tratamiento en sus instalaciones a través de un emisario submarino. A finales de junio, tuvo que hacerlo directamente en la costa para proceder al arreglo de la compuerta del emisario. Informes técnicos revelados por este periódico indican que el 70% del agua que pasa por Bens no puede recibir tratamiento secundario o biológico debido a los altos niveles de entrada de agua de mar en las instalaciones que impiden su correcto desarrollo. Los análisis de Sanidade se hicieron una semana antes y una después del vertido.

En verano de 2016, un nivel desaconsejable de fecales obligó a cerrar al baño unos días la playa de Oza. Había perdido su bandera azul en mayo de 2014 porque la calidad de su agua no era "excelente". Aunque el mar sí era apto para nadar sin peligro, el estado no era óptimo, por lo que se perdió la distinción. Después de que la Xunta entregase las obras de bombeos y de que el Concello notificase que tenían que conectarse al saneamiento a las instalaciones cercanas que no lo estaban, el agua de la concurrida playa de barrio mejoró. Finalmente, pudo volver a ondear la enseña.