"No es habitual porque no hay familias así, la única que me suena son los Quesada de Ourense", comenta Enrique Tenreiro Lucena sobre la exposición Los Tenreiro, el arte y A Coruña, inaugurada ayer en la galería Artbys que contiene obras de cuatro miembros de la familia, entre los que se encuentra él mismo. La iniciativa supone para él un "orgullo" y una alegría por el reconocimiento a sus familiares, como su abuelo, el arquitecto Antonio Tenreiro Rodríguez, autor del edificio del Banco Pastor; su hijo Antonio Tenreiro Brochón, considerado como uno de los mejores pintores gallegos contemporáneos; el sobrino de este último, Jaime D. Tenreiro, un pintor fallecido este mismo año que experimentó con la vanguardia; y el propio Enrique, que dedica su actividad a las perfomances y la escultura abstracta.

Según Enrique Tenreiro, la "rebeldía" puede ser el nexo de unión entre los artistas de su familia, ya que su abuelo diseñó para el Pastor un edificio de once alturas cuando la normativa municipal solo permitía cinco, por lo que "insistió hasta que la cambiaron y fue el edificio más alto de España". Antonio Tenreiro fue popular por su aspecto y actos extravagantes, mientras que él mismo protagonizó hechos curiosos como tomar el sol en bañador en pleno Cantón Grande en una de sus perfomances.

La galería Artbys se decantó por organizar la exposición porque Enrique Tenreiro fue uno de los artistas que participaron en su apertura y por el artículo que escribió el crítico Xavier Seoane el pasado verano sobre la vertiente artística de la familia, según explica el responsable de la sala, Camilo Chas. Un bodegón que Antonio Tenreiro Rodríguez pintó con solo veintidós años y que no fue expuesto nunca forma parte de esta muestra. Frente al creador de la dinastía, un hombre con vocación de pintor que acabó siendo arquitecto, su hijo, que estudió Arquitectura, acabó siendo pintor, destaca Chas.

De Tenreiro Brochón podrán verse en la exposición de Artbys varias obras y de Jaime Tenreiro dos marinas de gran tamaño, además de un desnudo de una joven de la que estaba enamorado y que pintó con solo dieciséis años, mientras que de Enrique se exhiben esculturas y grabados.