La identidad, la muerte, el entorno y los ritos populares. Son algunos de los temas que Graciela Iturbide ha convertido en instantáneas a lo largo de sus más de cuarenta años de carrera, que toman desde esta tarde (20.00 horas) forma de retrospectiva de la mano de la Fundación Barrié. A través de la colección de arte de la Fundación Mapfre, que posee el conjunto más amplio de obras de la fotógrafa mexicana, llegan a la ciudad algunas de sus series más conocidas, con las que se propone un viaje desde sus primeras piezas hasta las más actuales.

En total, el recorrido lo conforman 156 obras, que oscilan entre 1969 y 2006. Se trata, señala su comisario Carlos Gollonet, de "una oportunidad" para ver la evolución en la trayectoria de la artista, que se ha convertido en "una de las principales figuras de la fotografía contemporánea". "Es una artista muy destacada. En la exposición se puede ver cómo en sus primeros años hay un acercamiento a la vida de las comunidades indígenas y al acervo popular de México y como, a partir de los 90, la figura central deja de ser la humana y pasa a ser el entorno", explica Gollonet sobre el cambio en los intereses de la fotógrafa, que avanzan desde sus retratos de los indios Seris hasta El baño de Frida. En la serie, Iturbide se enfrenta "cara a cara" con el icono de Kahlo, y "nos sumerge" en su vida a través de la visión poética que siempre ha tenido de la fotografía. "Son imágenes que pueden parecer documentales, pero no tiene nada que ver. Nos hace partícipe de su forma de ver el mundo", asegura el comisario, que señala Fráncfort como próxima parada de la muestra. Antes de Alemania, la exposición permanecerá un tiempo en la ciudad, donde podrá visitarse hasta el próximo 27 de enero.