"En mi casa no me dejan", manifestaba ayer Manuel Peñamaría sobre la actitud de su familia ante su intención de no solo continuar al frente del establecimiento El Uniforme, sino además de incrementar las líneas de negocio creando una de equipos de trabajo para la construcción o el sector mecánico. Esta negativa, junto con la superación con holgura de la edad de jubilación, harán que la tienda cierre sus puertas el próximo 30 de noviembre, por lo que se halla en fase de liquidación de sus existencias.

La oferta de sus productos a la mitad de su coste hace que estos días el local, situado en la calle Pintor Joaquín Vaamonde, entre la plaza de Vigo y Juan Flórez, se encuentre atestado de clientes, algo que era habitual todos los años en las semanas previas al inicio del curso escolar.

El Uniforme lleva décadas de actividad comercial con la venta de uniformes escolares y equipamientos deportivos de la mayoría de colegios públicos y privados de la ciudad, además de las prendas de trabajo de sectores profesionales como la hostelería, sanidad, comercio e industria, lencería para establecimientos de hostelería y reclamos publicitarios textiles.

"Trabajamos también con los ejércitos del Aire y de Tierra", explicó Peñamaría, ya que la tienda les proporciona todo tipo de prendas que no tienen relación con la actividad militar. El Uniforme atiende los requerimientos de los clientes sobre el vestuario que precisan y se lo encarga a diferentes fabricantes, algunos de los cuales solo distribuyen sus productos a través de tiendas especializadas como esta.

A pesar de la amplia variedad de productos que oferta el establecimiento, su propietario -hijo de quien fue alcalde de la ciudad, Sergio Peñamaría de Llano- recuerda que durante años regentó otro al otro lado de la calle denominado Cama Hogar en el que vendía equipamiento textil doméstico, lo que da idea de su capacidad de emprendimiento.

El proceso de liquidación está en marcha, pero Peñamaría estaría dispuesto a que El Uniforme siguiera abierto si alguien quisiera alquilar el local para proseguir la actividad. La continuidad por la vía familiar está descartada, puesto que sus hijos tienen sus propias carreras profesionales, por lo que se ve abocado al cierre. Después de tantos años de trabajo y para un número de clientes muy elevado, se muestra reacio a citar algunos de los uniformes proporcionados de los que se sienta más orgullosas y tan solo comenta que está "satisfecho con muchos", aunque especialmente de los que suministró a empresas de la ciudad muy conocidas o que han tenido una buen trayectoria económica.