Joaquín Berges mira a la Primera Guerra Mundial en Los desertores, su nueva novela, que presentará esta tarde a las 20.00 horas en el hotel Plaza como parte de Las tertulias literarias del Sky Bar. En la obra, en la que confluyen pasado y presente, el autor dibuja el viaje de Jota hacia la frontera francesa para desentrañar su propia historia, mientras descubre con ella la de los soldados británicos que lucharon y murieron en la batalla del Somme.

- ¿Esta es una novela sobre la huida?

-Es una novela sobre la huida y sobre la necesidad de redención. Utilizo una historia real, la de dos soldados británicos de la batalla del Somme, que lucharon desde julio a octubre, y que huyeron y fueron fusilados y enterrados en Francia.

-Es su primera novela basada en hechos reales. Hasta ahora no había mirado a la realidad.

-Antes había un culto a la imaginación. Se decía: "Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia". Sin embargo, últimamente se tiende a poner "basado en hechos reales". Es el culto a la realidad, a que supera siempre a la ficción. Yo me planteé este debate y quise que los dos elementos estuvieran en la novela, así que construí un presente de ficción, y lo hice trasladarse a un pasado real.

-Pero confesaba que en algún momento se arrepintió de esa dosis de verdad...

-Sí, eso me pasó cuando llegué al Somme. Fui en el verano de 2017, porque quería ir a donde se había desarrollado la batalla, y visité el cementerio donde están los dos desertores de los que hablo. Cuando llegué allí, llevaba más o menos la mitad de la novela escrita, pero hasta ese momento habían sido personajes de ficción para mí. Cuando me encontré delante de sus tumbas, me di cuenta de cuál es la diferencia. Los personajes de ficción no dejan tumbas a este lado de la realidad.

-¿La historia de la guerra sería distinta si la contasen soldados como los de su obra?

-Seguro. Tenemos una visión de la guerra desde el punto de vista político y militar, pero hay otra historia subjetiva de la guerra, que es la que viven los soldados que fueron al frente. Aquella guerra todavía fue una guerra de trincheras. Uno hacía una trinchera, y 500 metros más allá la hacía el enemigo, y salían y se ametrallaban. La tierra de nadie era la zona que había entre las dos, y acabó siendo el mismo infierno.

-Y, sin embargo, muchas veces nos quedamos con el heroísmo de la batalla.

-Eso fue lo que los llevó a todos allí. La mayoría de los soldados que murieron en la batalla del Somme se alistaron voluntariamente, porque les prometieron que iban a luchar en el mismo grupo que sus amigos. También dejaban de ser oficinistas o trabajadores de una fábrica y pasaban a ser héroes. Pero lo que se encontraron allí el primer día? El 1 de julio de 1916, en apenas unas horas, hubo 20.000 jóvenes británicos muertos.

-Quienes huían de ese escenario eran tratados como traidores. ¿La deserción es cobardía?

-Yo hago una separación entre desertores en tiempos de guerra y desertores en tiempos de paz. La diferencia es por qué luchan. Yo considero que los desertores en tiempos de guerra son unos valientes que luchan por su individualidad, porque imponen su individualismo al colectivismo militar reinante. Sin embargo, los de tiempos de paz no tienen tanta valentía.

-En esa categoría entra su otro protagonista, Jota. También es un desertor.

-Sí. Su padre lo abandonó, se enamoró de la persona equivocada y no luchó por ella, perdió la relación con su mejor amigo?

-Habla de cosas cotidianas. ¿Nosotros también somos desertores?

-Sí. Yo he estado dos años escribiendo esta novela, y cada noche cuando me acostaba me preguntaba hasta qué punto soy un desertor de las cosas de mi vida. Y la respuesta que me daba era afirmativa. Tendemos a la deserción, quizá porque en el fondo la supervivencia es la que nos hace desertar.

-¿Y a qué renunciamos?

-A no luchar por tus deseos, por la verdad, a no defender lo que crees que hay que defender? Hay un montón. Pero la deserción más común en esta sociedad es la de no luchar por tus deseos, conformarte con lo que tienes.

- Los desertores llega en una fecha señalada: los cien años de la Primera Guerra Mundial. Y en un panorama en el que parece que Europa se resquebraja.

-Europa ahora está en tela de juicio por el tema de Brexit y las diferencias con las que abordamos la emigración, pero yo creo que ahora somos una Europa mucho más unida. Es cierto que muchos temas de la Primera Guerra Mundial quedaron pendientes, fue una guerra que no sirvió para nada y la prueba es que unos años después hubo otra, pero este centenario ha servido precisamente para demostrar la unidad de la Europa continental. La imagen de Merkel y Macron celebrando el centenario del armisticio me ha parecido la gran foto.