La Policía Nacional eleva el número de detenidos a nueve, incluidos dos menores, en la redada de San Xosé el martes. Un día después de desarrollarse la operación, detuvieron a otras dos personas miembros de la organización. Solo los primeros cinco arrestados pasaron a disposición judicial, el viernes, y tres fueron enviados ayer a prisión. Según la Jefatura Superior de Policía de Galicia, hasta el lugar acudían diariamente docenas de consumidores, a pie y en vehículo, desde todos los puntos de la ciudad y municipios limítrofes, para adquirir su dosis de droga.

Cuando entraron el pasado martes en el lugar, relatan fuentes policiales, había cuatro personas fumando una sustancia estupefacientes en un cuarto en condiciones insalubres "habilitado como narcosala". La Policía Nacional informa de que la familia que fue detenida llegaba a agredir a compradores "que estaban descontentos con la calidad de la sustancia estupefaciente que les habían vendido".

La operación, que lleva el nombre de Margen, se inició en enero de este año. La Unidad de Prevención y Reacción de la Comisaría Provincial estableció un dispositivo de seguridad y control en el lugar para comprobar si existía venta al pormenor de sustancias estupefacientes, una situación denunciada desde hace años por vecinos del entorno, tanto de A Coruña como de Arteixo. La Policía Nacional señala que diariamente se acercaban al lugar "docenas de consumidores, cifra que se multiplicaba los fines de semana". El clan estaba encabezado por una mujer, señalan fuentes del 091. Su hija y la pareja de esta acudían a diario a las casas ruinosas con la droga ya preparada en papelinas para su venta. Otros miembros del clan que resultaron detenidos "tenían asignadas labores de vigilancia y seguridad". Los dos detenidos menores de edad, afirma el comunicado de la Policía, "colaboraban en la comisión del delito bajo las órdenes de la jefa de la organización, que era la abuela de uno de ellos". La venta de droga se realizaba a través de una ventana de la cocina de la vivienda en la que residían los jefes de la organización, con un "enrejado exterior de seguridad" sobre el que realizaron un hueco para las transacciones para "evitar el contacto con los compradores".

En la "narcosala", con condiciones "deplorables" para con "suciedad y humedad" solo podía consumirse la droga "fumada". "Si los consumidores querían drogarse por vía intravenosa, tenían que salir a una casa situada al lado y que estaba en estado ruinoso", describe la Policía. En ese lugar, los agentes se encontraron restos de jeringuillas y otros útiles de consumo.

En total, se practicaron seis registros domiciliarios. En la casa de la jefa del clan se encontraron más de 5.100 euros en billetes pequeños, papelinas preparadas para vender, 20 gramos de heroína y 20 gramos de cocaína. Había además dos escopetas de aire comprimido. Los policías indican que no acumulaban muchas sustancias en el domicilio para "minimizar los riesgos ante un eventual control policial o registro domiciliario".