Cien delantales muy especiales buscan dueño. Y no solo se requiere pagarlos, también hay que ofrecer una opinión sincera del producto. Los interesados solo tienen que esperar hasta el martes para reservar uno y unos meses para recibirlo. Y es que vendrán de Senegal, del pueblo de Yoff, y sus creadoras serán alguna de las 20 jóvenes, de entre 14 y 20 años, que han aprendido a coser, a hacer patrones y escalados, y a organizarse como cadena de trabajo hace menos de un mes. Todo un reto que asumió Teresa Gutiérrez, de la empresa Claudina Romero, a través de la ONG Ecodesarrollo Gaia, y de la que se muestra, ya de vuelta del país africano, "muy satisfecha".

Hace escasos días que retornó y aún se siente "impactada" por lo que vivió durante quince días en la Escuela Coruña. Al margen de la pobreza reflejada en las casas de bloques de cemento donde duermen en el suelo hasta 20 personas de la misma familia o del "gran caos organizativo del país", también se trae en la mochila la sensación de una "gran seguridad" y de gente "amable y educada". Del trabajo que iba desempeñar también trae un gran recuerdo: el de 20 chicas con ganas de aprender, pese a no saber, comenta, lo que es un centímetro o un metro ni dibujar un ángulo recto. Así que, la parte más sencilla fue la de enseñarles a manejar las máquinas de coser y a resolver problemas derivados de la práctica, pero la cuestión del patronaje y el escalado -convertir un patrón a distintas tallas-, sin conocimientos teóricos previos, fue más complicado. Pero lo consiguieron. "Son listas como ajos, en nada pudieron desarrollar patrones y escalados de un nivel medio; más avanzado del que les correspondía", apunta, orgullosa, la formadora.

Cada una de las jóvenes portaba a diario una cinta métrica alrededor del cuello porque, como les explicaba Gutiérrez, "es nuestra herramienta, como el fonendo para los médicos". Armadas con el metro y con los conocimientos, ya están listas para replicar el modelo de las fábricas textiles gallegas a pequeña escala. "Les cambiaba la cara por la satisfacción de ser capaces y tienen que aprender a tomar decisiones y tener responsabilidades", expone la modista. Les queda por delante el reto de crear los cien delantales. Además de la formación, también cuentan con el material, gracias al patrocinador del proyecto, Enviroo, y a la ayuda de las empresas Insertega y Seoane Textil. Cuando estén listos, las cien personas inscritas a través de la página web www.claudinaromero/cosiendofuturo probarán el producto y lo valorarán, para ver hacia dónde continúa el proyecto. Gutiérrez lo tiene claro: hay que conseguir una máquina de coser profesional y una remalladora. Y también ansía que cumpla el objetivo social: dar independencia y empleo a las chicas de Yoff.

"Ves a cientos de niños jugando al fútbol en la playa y ni a una niña, porque están trabajando en casa", recuerda la empresaria, que cree que, si con este proyecto, los padres ven que la formación les reportará ingresos a través de sus hijas no las desescolarizarán como hacen muchos a día de hoy. La ONG coruñesa detectó este problema hace tiempo y en la escuela les intenta enseñar cuestiones básicas, pero esta iniciativa puede ayudarles a dar un paso más.

Por ahora, el alma máter de Claudina Romero ya ha puesto sus conocimientos al servicio de las chicas y estas han regalado todo su esfuerzo y ganas. Solo queda que cien cocinillas quieran un nuevo delantal con el que no mancharse y ayudar al futuro femenino en Yoff.