El Instituto José Cornide de Estudios Coruñeses celebrará a las 19.00 horas de hoy el acto de ingreso de Emilio Grandío Seoane, profesor de Historia en la Universidade de Santiago, como miembro de la entidad. Frente al abismo. Salvador de Madariaga, Gran Bretaña y la llegada del fascismo, 1934-1936 es el título del discurso que Grandío leerá en el salón de plenos del Concello.

- Como historiador, ¿va a trabajar en este campo en el Instituto José Cornide?

-Una de las cuestiones en las que podría aportar algo es en el desarrollo del fondo documental de Salvador de Madariaga, que es riquísimo y un auténtico lujo por su amplitud e intensidad, que además procede de una persona muy relevante en el siglo XX, por lo que tenerlo y visualizarlo es un auténtico orgullo para el instituto y para la ciudad.

- Pero muy pocas personas saben de la existencia de este fondo documental.

-Sí, creo que debería haber políticas públicas orientadas hacia el desarrollo de este fondo porque representa mucho no solo en el contexto español, sino también en el europeo y mundial. Debería ser mucho más visualizado y no limitarse en su difusión. Hoy en día ya es visitado por numerosos investigadores no solo de España sino de otros países, por lo que es una pena que el fondo no se aproveche en beneficio de la imagen de la ciudad y del propio instituto.

- ¿Cree que el Centro Internacional de Estudios de la Cultura Europea en España que Zapatero prometió abrir en A Coruña en 2008 habría sido el emplazamiento idóneo para el archivo de Madariaga?

-Sé que existió ese proyecto pero desconozco cuál fue desarrollo. Pero si por algo se destaca Salvador de Madariaga es por la idea de una Europa nueva tras la Segunda Guerra Mundial, el desarrollo de la sociedad del bienestar y en la que los valores cívicos y democráticos estuvieran bien presentes para anular los efectos negativos de las dos guerras mundiales. El proyecto en el que encajaría mejor este fondo sería en el de fomentar los valores cívicos a través de una Europa democrática, por lo que en principio el de ese centro de estudios sería adecuado.

- ¿Por qué eligió para su discurso de ingreso la postura de Madariaga en el momento en el que surge el fascismo en Europa?

-Por esa aportación que puedo hacer al instituto visualizando el fondo de Madariaga y porque creo que es un tema de absoluta actualidad. Los historiadores no trabajamos para descubrir el pasado, sino para reconocernos en el presente y aquella época no era exactamente igual a la de hoy en día pero la música nos suena mucho. Lo que voy a analizar a partir de los documentos de Madariaga y de archivos británicos es el estupor que supuso para un miembro destacado de la Sociedad de Naciones la llegada de regímenes fascistas, especialmente el nazi de Alemania, ya que nunca se planteó que pudiera darse esa situación. Haré un recorrido a través de sus comunicaciones de lo que sentía y de sus intentos hasta 1936 por solventar la guerra civil española.

- Dice que hay similitudes hoy con aquella época. ¿Podría advertirnos hoy Madariaga de los riesgos que corremos?

-Sin duda, lo que no quiere decir que se vaya a reproducir aquella situación, pero el planteamiento de Madariaga sería de defensa de la democracia y de la resolución de conflictos de manera pacífica y dialogada. Lo que vemos en el mundo es un aumento de valores que apuestan precisamente por todo lo contrario y Madariaga, que estaba integrado en instituciones internacionales y vinculado a la resolución de conflictos, alertaría de que aquella situación se podría llegar a producir. Pero la gran cuestión es saber cuál es la capacidad que tendrían Madariaga y otros hombres cuya única arma era la palabra y el convencimiento en un mundo en el que la búsqueda de la verdad y la reflexión está en descenso.

- En la Unión Europea, que habría sido el sueño de Madariaga, ahora se echa de menos la existencia de hombres de Estado o con visión.

-Hombres de Estado siguen existiendo, lo que pasa es que ha habido cierto proceso acomodaticio de varias generaciones a partir de los años setenta. El desmoronamiento de la Unión Soviética abre una nueva pantalla en el mundo en la que todo se organiza de un mismo modo, con el sistema capitalista de producción y sociedades democráticas parlamentarias. Veinte años después de la caída del muro de Berlín el mundo y ha cambiado muchísimo. Y también la sociedad, pero las instituciones no han sabido adaptarse lo suficiente a las demandas de buena parte de la población. También influye una comunicación no reflexiva y lo que se llama la posverdad que permite manipular cualquier tipo de cuestión.