El mercado inmobiliario se recupera. Así lo reflejan los datos del Ministerio de Fomento, que certifican el crecimiento de las operaciones de compraventa de vivienda en la ciudad desde hace seis años y los cambios en las preferencias de los propietarios desde 2004. La tendencia ahora es adquirir vivienda de segunda mano, mientras que hace una década más de la mitad de las transacciones era de propiedades a estrenar.

La compra de vivienda de obra nueva ha descendido hasta mínimos históricos. El año pasado, entre enero y septiembre, se adquirieron 1.826 inmuebles, de los cuales 136 eran nuevos. Tan solo un 7,4%. Datos casi opuestos a los que se registraron en 2007, un año antes de la crisis económica que golpeó con fuerza al sector inmobiliario, cuando hubo 2.141 transacciones, 1.265 de ellas de viviendas que todavía no habían sido estrenadas.

¿Cuál es la razón de este cambio? El presidente de la Federación Galega de Empresas Inmobiliarias, Benito Iglesias, revela que "no hay obra nueva" en la ciudad, al igual que en el resto de urbes gallegas, y "la que se compra de segunda mano es para reformar y poner de alquiler".

Los datos del Instituto Galego de Estadística (IGE) también manifiestan esta nueva dinámica. La rehabilitación de edificios destacó en 2017. Ese año se concedieron 61 licencias, 52 de ellas para la renovación de inmuebles. Solo nueve fueron para la construcción de nuevos edificios. Todavía queda margen, sin embargo, para alcanzar los 72 y 71 permisos que se otorgaron en 2000 y 2001, respectivamente. Hace dos años se rehabilitaron 49 edificios. "Esto es bueno porque reactiva el mercado. Son viviendas antiguas, sin uso, que se recuperan con estas reformas", detalla Benito Iglesias, quien opina que "en menos de una década ha cambiado muchísimo el perfil de comprador". Se refiere a que antes se compraban "viviendas para uso habitual y no para alquilar", pero ahora la gente prefiere "invertir en la reforma de inmuebles" para incorporarlos al alquiler, cuyos precios siguen creciendo. "El comprador de 2007 nada tiene que ver con el de ahora. Antes de la crisis compraban los menores de 35 años pero ahora ya no porque no tienen financiación ni tasa de ahorro", analiza. Además del alquiler residencial, otro de los alicientes es el éxito de las viviendas vacacionales que se ofertan a través de portales web como Airbnb. Estos alojamientos en la ciudad han crecido desde 2014 y los datos de la Xunta revelan que en el último año y medio se ha pasado de ofertar 726 plazas a un total de 1.176.

Unas circunstancias que, indican los expertos, han provocado grandes cambios en el sector inmobiliario. En quince años, el porcentaje de operaciones de compraventa de vivienda de segunda mano nunca había alcanzado el 90% del total. En los primeros tres trimestres de 2018 lo ha superado hasta llegar al 92,5%. Una tendencia que ha ido creciendo desde 2001 pero que se ha consolidado en los últimos cuatro años. A su vez, la adquisición de obra nueva desciende. El bajón comenzó en 2011, cuando se pasó de la compra de 1.065 inmuebles de obra nueva a un total de 460. Al mínimo se llegó en 2013, con 170 transacciones, y aunque hubo una pequeña recuperación, la compra de vivienda a estrenar descendió con fuerza el año pasado, batiendo el récord con solo 136 compras.

Los datos positivos, expone el presidente de la Federación Galega de Empresas Inmobiliarias, es que el sector inmobiliario registra "un crecimiento sólido" que había llegado a sus peores cifras en 2013, con un total de 806 operaciones de compraventa de vivienda en los primeros nueve meses del año. La cifra subió en cinco años hasta las 1.826 transacciones que se contabilizaron en 2018, según los datos de Fomento. "El eje A Coruña-Santiago-Vigo es el que más crece, aunque casi todo sea vivienda usada. Los datos son buenos", concluye Benito Iglesias.