La creación de un nuevo material textil más sostenible y un dispositivo de seguridad para los usuarios de las bicicletas fueron este lunes las dos innovadoras ideas coruñesas premiadas por Fundación Repsol en la segunda edición de su programa Emprendimiento en FP. Ambos proyectos han surgido de sendos equipos de trabajo formados por alumnos y docentes de Formación Profesional de cuatro centros de la ciudad que compitieron con otros nueve grupos.

El textil y la movilidad son campos constantemente abiertos a la innovación y en ellos han querido explorar salidas estos dos equipos premiados. Fungal Biomaterials es el nombre del proyecto ganador, que han promovido José Ramón Mosquera, Marcos Daporta, Karlos Martín, Inda Alvarado y Serxia Lage, de los centros Fernando Wirtz Suárez y A Sardiñeira. Su propuesta es un material textil con características similares al cuero desarrollado a partir de hongos. Su nombre es biotea.

"Nos llevó cuatro meses desarrollarlo, con tres meses para la parte clave, el proceso, con controles de crecimiento de los hongos utilizados y de sus propiedades hasta la obtención final del producto. Ya se han hecho proyectos parecidos pero en el campo de la construcción y con plazos más largos", repasa Mosquera.

Los hongos fueron provistos a través de fuentes industriales y son autóctonos, proceden del campo gallego. Una vez obtenido el nuevo material, el equipo contactó con dos comerciantes del textil para testar el mercado, Elena Ferro y Manolo Cremallera, quienes recibieron con expectación la propuesta y asesoraron a los promotores de biotea respecto a datos económicos y procesos de calidad. "Nos dijeron que hay demanda de productos de cuero y están más interesados en los que no tengan origen animal. La producción de biotea es más rápida, económica y sostenible", cuenta Mosquera. Un bolso, una cartera y unos zapatos fabricados con este material acompañaron el lunes al grupo al recibir el reconocimiento de Fundación Repsol.

El segundo premio de Emprendimiento en FP fue para el proyecto Bguard, impulsado por Álvaro Martínez-Feijóo, Marcos Puertas, Fernando González y Manuela García, de los institutos Calvo Sotelo y Fernando Wirtz y del CIFP Someso. Su creación es un sistema de seguridad incorporado a la parte trasera del sillín de las bicicletas para alertar al usuario, mediante un dispositivo similar al radar, de la aproximación de vehículos que pueden suponer un obstáculo en su circulación. "Es algo parecido al sensor de los coches que indica que se acerca a otro coche aparcado o a una pared. Está pensado para los desplazamientos en carretera, donde más peligro corren los ciclistas, y el aparato contiene una cámara de seguridad que permite grabar imágenes en caso de accidente", explica Martínez-Feijóo.

El artilugio es pequeño y aerodinámico, muy ligero y de quita y pon. Al detectar la presencia de vehículos a una distancia de unos 100 metros emite unas señales de alta intensidad trasladadas al manillar de la bicicleta que encienden unas luces que avisan al ciclistas, con más intermitencias cuanto más cerca tiene el coche. El equipo que ha promovido esta idea contactó con Decathlón para exponerla y averiguar si la empresa estaría interesada en incorporar y distribuir el sistema de seguridad en las bicis de su marca.

El programa de Fundación Repsol suscitó en la provincia de A Coruña el interés de 56 alumnos y doce profesores de nueve centros educativos. Durante cuatro meses los once equipos que concurrieron decidieron, validaron y difundieron sus respectivos proyectos, para lo que fueron asesorados por docentes y voluntarios de Repsol.