El Equipo de Mujer y Menores (Emume) de la Guardia Civil de A Coruña no ha abierto durante este año ninguna operación nueva contra la difusión de pornografía infantil en la provincia. El año pasado, la unidad actuó en una operación en la que había diez personas implicadas de la que, actualmente, aún están cerrando los informes. Calculan que, solo en uno de los 39 discos duros externos de los que se incautaron en esa operación, hay unas 20.000 películas y que las tienen que ver todas antes de cerrar la investigación para saber qué material puede ser delito tenerlo y cuál no, ya que no solo contienen archivos de pornografía infantil.

El guardia civil Juan Piñeiro, que está en la unidad Emume desde que se creó, en 1998, explica que actualmente son solo dos agentes en el servicio, así que, tienen que ir haciendo los informes de la investigación en ratos muertos, en los que no tienen que atender casos de urgencia en los que las mujeres y los menores son víctimas.

"Somos dos para toda la provincia, tenemos muchísimo trabajo. De pornografía hacemos casos, pero aún estamos acabando los informes del caso de julio del año pasado", relata Piñeiro que calcula que, para ver enteras todas las filmaciones de uno solo de los discos incautados necesitaría "tres años y medio" de trabajo, sin hacer nada más, así que, en la unidad intentan agilizar los plazos como pueden. "Este año no iniciamos ninguna operación porque tenemos mucho trabajo atrasado y porque van saliendo cosas urgentes que hay que atender", relata Piñeiro.

Desde A Coruña no pueden, por falta de medios, abrir investigaciones actualmente, así que, cuentan con el apoyo de Madrid y de un programa informático llamado Quijote, que es como un armario en el que están todos los archivos que se han identificado ya como pornografía infantil y que circulan por internet.

Y es que todo el material que se sube o se baja de la red cuenta con un código y el programa los identifica es por eso por lo que, según explica Piñeiro, es recomendable que cualquier persona que se descargue un archivo y, por error, reciba pornografía infantil notifique a la Guardia Civil los hechos, aunque después borre el documento o nunca lo llegue a ver entero.

"Puede evitarle muchos problemas en el futuro", explica el agente, ya que si la película que se bajó está identificada ya por el programa Quijote, la Guardia Civil sabe que el archivo pornográfico está en su ordenador.

"Es conveniente ir al cuartelillo con las capturas de pantalla y denunciar lo que has encontrado porque, si no tienen el archivo identificado, lo incorporan al servicio y, si lo tienen, está justificado que consiguieron la película por error", comenta Piñeiro, ya que, en el momento en el que se descarga pornografía infantil, el sistema salta y, con el tiempo, hacen estudios de cuántos y qué contenidos bajaron los usuarios. A partir de ahí, empieza la investigación en el terreno, la que hacen los guardias para identificar al posible sospechoso y la previa a que un juez les dé autorización para hacer un registro. Cree que, con los medios tanto materiales como personales que tienen las fuerzas de seguridad actualmente, es "imposible" detener la pornografía infantil y la difusión de estos contenidos a través de las redes, aunque considera que la labor de estas unidades es importante porque, cuando menos, consiguen retirar de la circulación estos contenidos de origen delictivo.

De conseguir, desde A Coruña, la identificación de las víctimas y de los agresores que protagonizan las escenas que después son difundidas por internet no tienen apenas esperanzas, ya que la gran mayoría de las imágenes que encuentran en los registros son de hombres que abusan de niñas latinoamericanas o asiáticas. Proceden de países que a penas dedican recursos a la persecución de estos delitos.

Hay otros grupos más grandes en el cuerpo y otras unidades que se dedican exclusivamente a la investigación de estos casos de pornografía infantil y que, en ocasiones, solicitan la ayuda de los guardias de A Coruña para que les acompañe en la investigación.

Cuando se creó el grupo, en 1998, los agentes contaban con muy pocos recursos materiales para poder hacer frente a los consumidores de pornografía infantil, así que, iban „y siguen yendo„ mucho "más retrasados que la sociedad". Con el paso de los años y de las operaciones, según explica Piñeiro, han conseguido incorporar algunos de los equipos intervenidos a los investigados para poder usarlos en sus operaciones.