Me crié en la ronda de Outeiro, en la zona de las Casas de Franco, donde sigo viviendo. Mi familia estaba formada por mis padres, Manuel, electricista de profesión, y Carmen, cocinera de guarderías de la Xunta. Mi primer colegio fue el Calasanz, en el que estuve unos cuantos años, tras lo que luego pasé a los Salesianos, donde terminé el bachillerato.

Después estudié Magisterio, aunque solo dos años, ya que quería hacer la carrera de Educación Física porque me gusta mucho el deporte, aunque suspendí la prueba de ingreso y mientras me preparaba para volver a presentarme, me ofrecieron un empleo en El Corte Inglés, que acababa de abrir, donde trabajé en la sección de deportes con mis amigos Agustín Freire y Manolo Pacio.

Guardo muy buenos recuerdos de aquellos años, ya que coincidieron con la época del Súper Dépor y nuestra tienda fue la que más camisetas vendió, ya que se formaban grandes colas para comprarlas y no se daba abasto para contentar a los clientes porque muchas veces nos quedábamos sin existencias y había que esperar varios días para que llegaran.

Esa vida se me acabó cuando tuve que ir a la mili en Melilla, aunque gracias a un enchufe del cura del pueblo de mi madre conseguí que luego me destinarán al cuartel de Atocha, lo que me permitió seguir trabajando algún tiempo en El Corte Inglés, así como en la hostelería con mi amigo Jesús López, con quien llevaba los pubs El Oso, en Juan Flórez, e Hidra, en la Ciudad Vieja.

En esa época seguía jugando al fútbol, deporte que empecé a practicar en los Salesianos y después en los clubes Orillamar, Vioño, Relámpago de Elviña y Deportivo Obrero. Con el Vioño ascendimos al ser campeones de la liga regional y tuve como compañeros a Míster, Alberto, Quique, Sambad, Paco y Juanjo. Al retirarme de este deporte pasé al fútbol sala en los equipos Dorma y Ficali, patrocinados por el concesionario de Fiat gracias a mi amigo Fernando y con los que jugamos en la división de honor.

Hostelería

Tiempo después de acabar la mili, decidí independizarme y abrir con Jesús López un restaurante en la plaza de Vigo llamado Casa Pilar, que seguimos regentando, aunque lo combinamos con los locales Amura, El Fuente, Retro y Jagger Street, por lo que tengo mi tiempo completamente ocupado, salvo el que dejo para mis amigos de toda la vida, como Fredi, Toni, Míster y Leo con quienes jugaba en la calle al fútbol con una vieja pelota en la desaparecida explanada de tierra de la Sagrada Familia y con quienes también entrenaba en el viejo campo del Vioño. Cuando íbamos al centro en pandilla parábamos casi siempre en el Priorato, a donde también acudían jugadores de otros equipos, mientras que nuestras discotecas favoritas eran el Cassely, Green y el Playa Club, que siempre estaban abarrotadas de gente, por lo que había un gran ambiente.

Gracias a amigos y clientes de Casa Pilar me dedico a coleccionar botellas de agua mineral de todo el mundo, ya que cuando viajan por diferentes países me las traen. Eso me ha hecho posible reunir una gran colección que tengo expuesta en el restaurante y que considero la más importante de España, por lo que me siento muy orgulloso de ella.

Testimonio recogido por Luis Longueira