Dre nació hace 36 años en Costa de Marfil, en el oeste de África. Es alto y lleva el pelo recogido en rastas, un piercing en la lengua y una estrella tatuada en la mano. Llegó a España hace menos de dos años, pero habla el castellano con bastante fluidez, aunque entremezcla alguna palabra francesa. También es homosexual, y, según defiende, nunca ha tratado de ocultarlo. Vivir abiertamente su condición sexual en su tierra natal lo convirtió en objeto de discriminación y agresiones, y ahora vive en A Coruña como refugiado.

En Costa de Marfil, al contrario que en la mayor parte de África, la homosexualidad no está prohibida, pero su legislación castiga los "actos contrarios a la naturaleza" que realicen las personas del mismo sexo en público, y no se reconocen otras parejas diferentes de las heterosexuales. En su país natal, Dre vivió en varios lugares, en el norte, en la metrópolis de Abiyán y en Issia, una ciudad de tamaño medio que compara con A Coruña. Pero en todas partes la vida era "muy dura", no tanto la pobreza como porque "no tenía seguridad en mi vida",cuenta.

A Dre lo perseguía la sociedad y no tenía el apoyo de su familia. Recibía insultos por la calle y tenía que vivir con la "humillación" de que lo señalasen. Recuerda perder las ganas de comer después de que un vecino de su barrio le gritase, delante de una muchedumbre, que su vida era "muy triste" y que debía buscarse una mujer. En Costa de Marfil, explica Dre, ser un homosexual no es tan peligroso si no se nota, pero él afirma que en su caso resulta visible, y que siempre se negó a ocultar lo que era.

Y también sufrió violencia física en más de una ocasión. Cuando la situación lo permitía, explica, se defendía , pero en al menos dos ocasiones sufrió ataques que lo dejaron marcado. En 2004, al que se refiere como un "año que no puedo olvidar", varios hombres lo atacaron cuando estaba "con unas amigas" y lo apalearon brutalmente. Desde entonces no escucha por el oído izquierdo. En otra ocasión, un amigo suyo fue apuñalado por su condición sexual. Acudir a la policía no servía: fue alguna vez a comisaría pero solo consiguió que le gritaran que cambiase de comportamiento.

Aquella "no era una buena vida", pero Dre pensaba que la persecución de los homosexuales se daba "en todo el mundo" y no tenía esperanzas de cambiar su situación. Así habría seguido, señala, de no ser por una amiga marfileña que había emigrado a Europa y que de cuando en cuando volvía a su país natal. En palabras de Dre, fue una oportunidad que le dio Dios y que le ayudó a encarrilar su vida. Le habló de los peligros de prostituirse y el VIH, y de cómo mejoraba la vida de los homosexuales en Europa: "me dijo que tenía derechos".

Junto con un compañero, emprendió la ruta a través de Mali hasta llegar a Marruecos, un viaje jalonado de dificultades del que no quiere dar detalles. Tánger, final del camino, no era una ciudad amable. Finalmente, y por intermediación de una mujer a la que conoció, su compañero y él consiguieron pasaje en una Zodiac que partió de las costas de Marruecos en enero de 2018, en una fecha que recuerda bien porque era la víspera de su cumpleaños.

La patera llevaba más de tres decenas de personas, entre ellas "niños y una mujer embarazada". Después de partir de madrugada de la costa de África, y después de once horas en el mar, los recogió Salvamento Marítimo. Dre había llegado a Europa. Pidió asilo en Suiza y pasó por Madrid, para finalmente asentarse en A Coruña, donde reside desde hace unos quince meses.

La ciudad lo ha tratado bien, afirma. No recuerda haber presenciado ningún episodio de racismo ni de homofobia desde que llegó. La Cruz Roja lo ayuda, la Asociación pola Liberdade Afectiva e Sexual (Alas) de la que es socio, le ayudó a buscar casa, y tiene pareja. Entre sus planes de futuro están trabajar y reunir dinero, y, si es posible, crear una asociación para ayudar a los homosexuales en África. A veces echa de menos su tierra, pero no se plantea volver a menos que cambie la mentalidad de sus habitantes.

Desde Alas indican que Dre no es el único refugiado de la comunidad LGTBI+; en la ciudad vive al menos otra persona que ha tenido que escapar de su país de origen por la fobia al diferente.