El trabajador social de La Cocina Económica, Pablo Sánchez, analiza los datos de la entidad el año pasado, en el que las ayudas a farmacia volvieron a encabezar el gasto, por encima de la vivienda.

Durante 2019, más de la mitad de las personas atendidas iban por primera vez a La Cocina Económica, ¿qué circunstancias se dieron para que pasase esto?

Del total de las personas atendidas, que fueron 943 durante el año pasado, 575 eran personas nuevas, es más de un 60%. Es un porcentaje alto, pero está en consonancia con el de años anteriores, cuando la proporción de casos nuevos era del 40%. Este año hubo un incremento sobre todo por el flujo migratorio que hay en España, que se inició a finales de 2017 y que, en 2018, tuvo una densidad muy importante y que, en 2019 y 2020 continúa. Es comparable al flujo que hubo a mediados de los años 90 en España y que dio pie a la primera ley de extranjería. Hay un flujo constante y no hay atisbos de que vaya a disminuir.

El gasto más importante es el de farmacia, por encima de las ayudas al alquiler o al pago de una habitación. Es el segundo año consecutivo que pasa esto.

Se prioriza ese apoyo a las personas porque la salud es una cuestión de primerísima necesidad, la respuesta a una petición de ayuda para coger medicación en la farmacia siempre es sí. En ningún caso se niega, está a la par con el plato de comida. Sigue siendo el concepto que se llevó el grueso del presupuesto anual de las ayudas económicas, seguido del alquiler de habitaciones en pisos compartidos, que es una de las formas mayoritarias de vivienda de las personas que atendemos, sobre todo, cuando hablamos de personas sin hogar que dejan de serlo o de personas en situación de exclusión social severa. En los procesos de acceso a una prestación económica, ya sea la Risga, una pensión no contributiva... es necesario apoyar con el alojamiento. En otros casos, es muy importante, están en situación de calle y hay que apoyarlos con el alojamiento porque está en riesgo su vida.

Si actualmente el acceso a la vivienda es complicado incluso con una nómina, en el caso de personas que no tienen ingresos fijos lo será todavía más, ¿no?

Sí, se constata que existe un problema de vivienda en la ciudad y que es general. Todos tenemos familiares, amigos y conocidos que tienen dificultades para acceder a un alquiler teniendo una vida normalizada. En el caso de una persona cuyos ingresos proceden de una prestación, con una media de unos 400 euros, las dificultades son mayores. Hay sobredemanda de vivienda en la ciudad a un precio asequible y no hay oferta. Se están pidiendo seis meses por adelantado, fianzas de seis meses, avales... Las personas más desfavorecidas no llegan a ellas, entonces, la solución que tienen es compartir vivienda. Estamos viendo que familias enteras, sobre todo extranjeras, están conviviendo en una misma habitación de un piso compartido. Detectamos convivencias de más de quince personas en la misma vivienda. Las condiciones son malas, hay turnos para lavar la ropa, para usar el baño... Muchas veces, recurren a La Cocina Económica porque hacer unos simples macarrones se convierte en una odisea.

¿Hay visos de mejora o, por lo que ven, va a seguir todo igual o a empeorar?

Si no fuese por el flujo migratorio que se viene dando desde finales de 2017, habría un descenso en relación con el número de personas nuevas que están llegando a situaciones de pobreza y exclusión social. El mercado laboral reabsorbió a muchas personas, pero vemos que, muchas de las que se quedaron atrás, en los años de la crisis, que se quedaron en situación de pobreza y exclusión social, se cronificaron en esa situación. Muchas personas no consiguieron retornar al mercado laboral y, cuando no tienes una nómina para cubrir tus necesidades básicas, la única solución que te queda es recurrir a las prestaciones.

Los tres turnos en el comedor, que fueron habituales durante el año pasado ¿se mantienen o han vuelto a la normalidad de los dos?

El tercer turno sigue siendo puntual. Hubo un descenso en el reparto de comida a domicilio. Tenemos constancia de que hay personas que consiguieron reconducir su situación, pero hubo un incremento en el comedor, sobre todo, de personas extranjeras, son personas que, si bien no están en situación de calle ni de exclusión, sí que viven al día en habitaciones en pisos compartidos que consiguen pagar recurriendo a la economía sumergida, pero precisan de ayuda para sus necesidades básicas, por eso recurren al comedor con regularidad. A principios de verano tuvimos meses en los que era habitual el tercer turno y que comiesen más de 200 personas. A final de año se volvió a ajustar.

Repiten los venezolanos como población más significativa en el flujo migratorio.

Sí, en este arranque de 2020 detectamos un descenso de personas procedentes de este país y un incremento de las que vienen de Perú y de Colombia.