"En cuatro días pasó de 'volved lo antes posible' a los residentes en el extranjero, a 'si estás sano, no", explica con desesperación Daniel Lamas, un coruñés de 25 años que reside en la ciudad australiana de Brisbane desde hace nueve meses con su novia, Antía Dosil, sobre las recientes declaraciones de la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, acerca de lo que deben hacer los españoles que viven en otros países en relación con la crisis del coronavirus.coronavirus

En un principio se les aconsejó que volvieran a casa cuanto antes para afrontar la pandemia en su hogar, pero al agravarse el problema en España se optó por recomendarles que permanecieran en sus lugares de residencia actual si no se habían contagiado.

Daniel y Antía, que participan en un curso de perfeccionamiento de inglés que debía terminar en mayo, tienen un vuelo hacia España programado para el domingo, pero su inquietud es máxima porque estos viajes se están cancelando en los últimos días sin previo aviso. Por si fuera poco, un vuelo de tan larga distancia está obligado a efectuar escalas y temen que alguno de los países donde tienen que realizarlas niegue al avión el permiso para aterrizar.

La situación afecta a 200 españoles que se hallan en Australia con el objetivo de salir del país cuanto antes, pero sus solicitudes de información a las autoridades españolas no encuentran respuesta, no ya mediante llamadas telefónicas, sino también a través del correo electrónico, por lo que se sienten en un estado de abandono.

"Cuanto más tiempo pase aquí, más riesgo tengo de no poder volver a España", advierte Daniel ante la continua cascada de cierre de fronteras a ciudadanos españoles que se produce en los últimos días a causa de la pandemia.

Sin respuesta

"Los teléfonos de la embajada, el consulado y el Ministerio de Asuntos Exteriores no contestan o comunican", explica Lamas. Aunque ambos contrataron un seguro privado antes de viajar a Australia, sospechan que al haberse declarado el coronavirus como una pandemia la compañía no se haga cargo de esta situación.

Las familias de los dos jóvenes esperan desde A Coruña su llegada con la misma preocupación. "¿Si las líneas telefónicas están saturadas, no pueden abrir más?", se pregunta Andrés Lamas, el padre de Daniel, acerca de la postura del Ministerio de Asuntos Exteriores hacia los problemas que padecen los españoles que tratan de regresar a casa.

Daniel denuncia que la embajada en Australia contactó con algunos de los españoles afectados y les solicitó que recabasen datos sobre quiénes están en esta situación. Una vez que lo hicieron, les comunicaron que no había ningún formulario oficial para atender sus requerimientos y que solo trataban de contactar con las personas que no atendían sus llamadas, lo que indignó aún más a los perjudicados, que acusan a la legación diplomática de engañarles.

"Oí que en la República Dominicana el aeropuerto estará cerrado un mes y que hay 21.000 españoles esperando allí para volver", señala el joven coruñés sobre las informaciones que reciben de otros españoles atrapados en el extranjero.