Paco Santé, de la jamonería El Pasadizo y Frutas y Verduras Mercedes, de las galerías comerciales de Novoa Santos, no empezó a dormir bien hasta la semana pasada, durante el confinamiento, recuerda que se pasaba el día sin separarse del estrés, no solo por el aumento de trabajo, ya que su clientela se multiplicó con las restricciones de la movilidad, sino también por los robos que, durante la cuarentena asolaron a los negocios de este pasillo que une Ramón y Cajal con Novoa Santos.

A finales de la semana pasada, los comerciantes instalaron cámaras de seguridad para poder dejar esta preocupación de lado. No lo consiguieron, los ladrones volvieron a la jamonería la noche de lunes al martes, aunque, por lo menos, ahora tienen un vigilante que todo lo graba.

Con todo, Paco Santé se alegra de que las cosas vayan volviendo a como eran antes de la pandemia y, también, de que se hayan estabilizado los precios de los productos de primera necesidad, como frutas y verduras, que se encarecieron durante el estado de alarma.

La vuelta a la normalidad, aunque sea con restricciones y con mascarilla, permitió ya a las hermanas Laura y Clara González compartir refresco y tapa en la terraza de El Cisne. Pasaron la cuarentena separadas, ya que una vive en Pontedeume con su madre y, la otra, en A Coruña con su pareja, así que, en cuanto se permitió la movilidad interprovincial no dudaron en volver a verse, ahora sí, sin pantallas de por medio.

Los bares van recuperando esa función de respiro y de lugar de encuentro que tenían antes de la irrupción del coronavirus. Algunos clientes se lanzaron a la busca y captura de terrazas al sol desde el primer momento, otros, como los mayores que paran en O Chicote por las mañanas para tomarse un vino con los amigos, todavía no han recuperado el ritmo y, seguramente, tardarán en volver.

"Es normal, la situación aún es peligrosa para ellos", explica Xosé Pedreira, a quien le inquieta más qué pasará cuando llegue octubre porque el verano es siempre una buena época para la hostelería, espera que también ahora, aunque haya restricciones.

Susana Varela y Mónica Duque, al igual que Paco Santé, estuvieron trabajando durante todo el estado de alarma, como venden prensa en Papelería Riaño, sus puertas estuvieron abiertas para los vecinos y, ahora, poco a poco, recuperan la normalidad y han dejado de ver caras que, durante el confinamiento, aparecían en la tienda desesperadas por encontrar algo que mantuviese entretenidos a los pequeños de la casa. Ahora les espera la campaña escolar, aunque no sea como la de todos los años, ya que las ferias y las campañas en las que elegían los materiales se han cancelado.

Con la hostelería -esta semana ha reabierto El Timón, aunque sigue con la persiana baja su vecina Bonilla a la vista- y con la flexibilidad en la movilidad vuelven también a la normalidad otros sectores que retoman su actividad y vecinas mayores, como Antonia Lale, retoman su rutina de "tomar café" dentro de los bares.

Judith Caamaño, Laura Fernández y Tania Vázquez no son residentes en el barrio, pero han vuelto a la zona para exponer su trabajo de Fin de Ciclo de Educación Infantil, en Chíos Formación, que está en la avenida del Ejército. Como las hermanas González, ellas también creen que, en unos meses, habrá un rebrote de la enfermedad.

Estas estudiantes no saben todavía si podrán completar su formación con prácticas ni cómo serán si pueden hacerlas, ya que su trabajo va a consistir en estar con niños de cero a tres años.

"Es muy difícil seguir el protocolo que nos dicen, porque a los niños no les puedes decir que no se toquen o que no compartan las cosas", explican.

Antonia Lale - Vecina"A las terrazas todavía no fui, pero café ya pude tomar varios días"

Antonia Lale es vecina de Novoa Santos y hace la compra en las galerías de Ramón y Cajal, ya la hacía antes del confinamiento, no es de las que las descubrió con las restricciones de movilidad. Asegura que vive la desescalada con "mucho alivio", aunque la mascarilla se le haga "un poco pesada". Ha intentado volver a la normalidad y "poner la casa al día", ahora que ya se puede salir sin horarios. También ha retomado hábitos que tenía antes del coronavirus. "A las terrazas aún no fui, pero a tomar café sí, varios días", relata.

Paco Santé - Jamonería El Pasadizo"Una chica vino a despedirse porque vuelve a su trabajo"

"Ahora estamos empezando a recuperar el ritmo normal, se nota en la tienda y también en el mercado, porque ahora ya no hay tanta ansia por comprar, como si se fuese a acabar el producto", explica Paco Santé. El confinamiento le trajo muchos quebraderos de cabeza y mucho trabajo, aunque también cosas buenas. "Una chica que venía a comprar durante la cuarentena vino a despedirse de mí y a darme las gracias. Vuelve a su trabajo y ya no va a poder hacer la compra aquí y me hizo mucha ilusión", comenta.

Susana y Mónica - Papelería Riaño"Mucha gente venía para comprar material para entretener a los niños"

Tener a los niños entretenidos durante los meses en los que no pudieron salir de casa, ni para dar un paseo, era la prioridad de los padres y las madres y eso lo notaron en Papelería Riaño. "Cuando no se podía salir vendíamos muchísimo, sobre todo, material para manualidades, libros de actividades, cuentos... Ahora eso bajó porque también abrieron ya otros negocios que, seguramente, estén más cerca de sus casas", explican

Susana Varela y Mónica Duque, ya que ellas no cerraron, porque venden prensa.

Xosé Pedreira - Mesón O Chicote"Agora a xente quere saír e ten aforrado, o difícil vai vir despois"

"Agora facemos o dobre de traballo coa metade da xente, porque hai que desinfectar", explica Xosé Pedreira, do mesón O Chicote, que recuperou a moita da súa clientela, pero que aínda bota en falta os maiores que tomaban os viños pola mañá. Para el, "o difícil vai vir despois do verán", cando empece o mal tempo. "Agora a xente ten gana de saír e de ir ao bar, porque pasou moito tempo metida na casa e ten uns cartiños aforrados, o complicado vai vir despois", relata e indica que aínda se están adaptando os novos protocolos.

Laura y Clara González - Hermanas"Puede haber un rebrote porque hay personas que no cumplen"

Si las hermanas Laura y Clara González piensan en el futuro ven un "rebrote" del coronavirus. "Hay mucha gente que no cumple las medidas de seguridad y seguro que volvemos para atrás", dicen. Ellas sufrieron las consecuencias de las restricciones de la movilidad, ya que viven en ciudades diferentes y no pudieron verse. Laura, además, estaba sacándose el carné de conducir y tuvo que interrumpir su formación. De la antigua normalidad echan de menos "ir al gimnasio, salir de fiesta y poder estudiar como antes.