El doctor Guillermo Debén es hematólogo en el Complexo Hospitalario Universitario A Coruña (Chuac) y también el responsable del programa de Atención Integral al Médico Enfermo (Paime) del Colexio de Médicos. Puntualiza que no es un servicio para tratar "una úlcera o una artrosis", sino que se encarga de enfermedades estigmatizadas, como la depresión o las adicciones

¿Cómo funciona el Paime y cuál ha sido su labor durante lo más duro de la pandemia hasta ahora?

Los médicos, como el resto de los mortales, no estamos exentos de tener todo tipo de enfermedades, incluidas las mentales y las adicciones, pero con la particularidad de que los médicos son muy malos pacientes. Casi todo el mundo conoce a su médico de cabecera, sin embargo, muy pocos médicos conocen al suyo. Si tienen algún problema, lo minimizan o hacen consultas de pasillo o se autodiagnostican, se tratan ellos mismos y se automedican, con las dificultades que eso trae, porque no tienen una visión objetiva del caso. En enfermedades que tienen un cierto estigma social, como las mentales, depresión, drogadicción, trastorno bipolar... los médicos tienen una incidencia mayor, al igual que en determinadas adicciones.

¿Por qué?

Quizá por la facilidad de acceso a determinadas drogas. Hay miles de teorías y todas tienen su fundamento en el estrés que conlleva el trabajo. Con estos mimbres se hace el cesto del médico enfermo. Tiene la particularidad de que, algunas veces, se oculta la enfermedad y eso retrasa el diagnóstico, por lo que, una vez que llega el tratamiento, la situación es peor. Este problema es universal. Hace quince o veinte años que se puso en marcha en A Coruña el programa, en colaboración con la Xunta.

¿Cómo funciona?

Hay que tener en cuenta que aproximadamente el 5% de la población general tiene problemas mentales o de adicciones, eso afecta en el mismo porcentaje a los médicos, con el plus de que la labor médica conlleva mucha tensión, independientemente de la pandemia.

¿Y cómo inician el tratamiento?

En cuanto se detecta que un médico tiene uno de estos problemas, bien porque él pide ayuda, o porque lo dicen sus colegas o familiares, lo que se hace es acudir al responsable del Paime del Colegio. Todo esto con la mayor discreción. Si esto funcionase en el circuito normal, el médico enfermo y sus pacientes podrían coincidir y no es bueno que lo hagan, No porque seamos especiales, que no lo somos, sino porque, a lo mejor, no tendrían la misma buena relación si los pacientes saben que su médico está enfermo. Entonces, lo atiende un psiquiatra especializado. A partir de esta consulta, si el paciente médico necesita consulta con el psicólogo o con el psiquiatra o, incluso, un ingreso, por la razón que sea, un tratamiento de deshabituación o algo así, este ingreso se hace fuera de la Comunidad Autónoma, en un hospital dedicado a eso. Entran con un nombre falso, de modo que solo conocen su identidad los médicos que lo están tratando. La idea es cuidar de nuestro colegas con lo mejor que les podemos ofrecer.

¿Y qué tal funciona?

El éxito del programa supera el 80% de los casos. La idea es dar un tratamiento para una enfermedad con el objetivo de que el paciente pueda volver a desarrollar su labor profesional. Como en todo, el éxito no es del 100%, pero en esos fracasos, hay personas a las que les llega la edad de jubilarse o que se prejubilan. En general, afecta a segmentos de la población médica de edad más avanzada. Aunque hay de todo, jóvenes, MIR.. Atendemos casos también que no tienen entidad gnosológica -adicción a opiáceos, bipolaridad...-. Hay compañeros jóvenes que, en la temporada MIR, pasan muchísimo estrés. Es una etapa de muchísimo trabajo, de situaciones nuevas, de adquirir responsabilidades insospechadas. Muchos colegas necesitan ayuda con eso. Los hospitales tienen grupos que están atentos a estas situaciones y la gran mayoría de los casos no llegan ya al Paime.

¿En qué cifras de atención se movía el Paime de A Coruña antes de la pandemia y cuáles son ahora?

Cuando empezó el problema del coronavirus, a principios de marzo, antes del confinamiento, cuando ya se veía que la situación en los hospitales de Madrid era de casi colapso, en A Coruña teníamos mucho temor de que nos pasase lo mismo. Afortunadamente, tuvimos tiempo de respuesta. Cuando empezó todo esto, los psiquiatras del Paime publicaron vídeos de ayuda en Youtube. Desde el Colexio mandamos un aviso también de que el Paime estaba abierto para hacer frente a todo esto sin tener que llegar a situaciones de enfermedad. Hubo más trabajo, no mucho más porque después el Sergas habilitó los mismos recursos en cada Xerencia para todo el personal. Nos afecta a todos, a los enfermeros, administrativos... Las cifras de atención prefiero no darlas, sí que hubo un pequeño repunte, pero, afortunadamente, no tenemos una gran afluencia. Con el paso del tiempo probablemente esto se amplíe

¿Se incrementaron las consultas por estrés o también por adicciones?

Las de estrés. Hay grupos de médicos que han tenido muchísimo trabajo. Se habla mucho del colapso de los hospitales pero la primera barrera es Primaria. Esos fueron los que pararon la ola. Ellos y los médicos de Urgencias. Los que estamos en hospitales pero no nos dedicamos a esas cosas tuvimos más trabajo, pero nuestra labor se mantuvo más o menos estable, pero a los médicos de cabecera y a los que hacen guardias en los hospitales se les vino el mundo encima.

Y la ayuda que se prestó durante la pandemia, ¿fue puntual o precisaron tratamientos largos?

Sí, fueron intervenciones puntuales, no hubo tratamientos largos.

¿Este programa ayuda a que los médicos no pidan la baja?

Claro, es una cuestión de egoísmo social. Cuanto más sanos estén los médicos, más sana va a estar la población, es broma, pero es cierto.

¿Temen que más médicos les pidan ayuda en invierno cuando se prevé que haya más contagios?

No, lo tememos igual que el resto de la población y estamos a disposición de nuestros colegas para lo que haga falta.