En Los Farolitos no hay trampa ni cartón. La suya, precisan, es cocina tradicional mexicana, lejos del Tex-Mex popularizado en el cine de Hollywood. "En los anuncios de la televisión sale lo típico: burritos y barquitas. En México no he visto una barquita en mi vida", asegura Ángel Couto, el dueño del local del 249 de la Ronda de Outeiro. Todo lo que sale de las cocinas de los Farolitos sabe al México real: de eso se encarga Adela Ramírez, cocinera y copropietaria. "Lleva la sazón de Veracruz en las manos", comenta su marido. Su valor diferencial, el trabajo añadido detrás de cada plato: las tortillas de maíz, hechas a mano dos veces al día, la salsa cheddar elaborada a conciencia y el mole poblano, con más de 30 ingredientes, que tardan más de un día en preparar y que ya tiene sus adeptos fuera de la ciudad.

Con respecto a los tiempos que se avecinan, en los Farolitos avanzan, prudentes, sobre la marcha. "La adaptación a la nueva realidad es complicada. Estamos viviendo algo que nunca habíamos imaginado. En el local hemos hecho modificaciones: cubrimos manteles, quitamos mesas, marcamos caminos, separamos las reservas cada 30 minutos para poder hacer desinfecciones a fondo", relata el dueño. La prioridad, en esta situación, no puede ser más clara. "La única forma de poner nuestro granito de arena para que esto pase, es hacer nuestra parte lo mejor posible", añade.