Las tortilla del Plaza 53 no atrae solo a los humanos. Una gaviota se ha enamorado de la preciada tapa, y acude cada mañana para tratar de pescar algún botín. Ayer, como parte de su rutina, acudió a una de las mesas de la terraza, en la que se posó para sopesar cómo hacerse con su desayuno. "Desde que una vez cogió un trozo, viene todos los días. Sabemos que es ella porque tiene una marca en el pico", se quejó el camarero del bar, antes de espantarla con su bandeja.