Las piezas que formarán el futuro poliducto de Repsol ya están almacenadas en una carpa del puerto exterior de Langosteira desde hace ya varios meses. El material, con más de 50 kilómetros de tubería, espera a que la empresa logre todos los permisos administrativos necesarios para poder iniciar las obras de esta estructura, que permitirá llevar petróleo desde la dársena hasta la refinería. La firma energética inició hace cinco años la tramitación para aprobar el proyecto de construcción, que acaba de recibir el visto bueno de la Xunta para el traslado de un petroglifo, lo que le deja con vía libre. Ahora esta iniciativa solo debe esperar a que el Gobierno local de A Coruña le conceda la licencia de obra, con lo que los operarios de la empresa podrán iniciar los correspondientes trabajos.

La compañía remitió en 2015 a la Xunta para su evaluación ambiental el proyecto de construcción del poliducto y las instalaciones auxiliares para la descarga de crudo en el puerto exterior. Esta actuación es fruto del acuerdo suscrito en 2013 entre Repsol y la Autoridad Portuaria para el traslado a Langosteira de los tráficos de petróleo crudo, azufre y coque.

El Gobierno gallego acordó someter la propuesta al procedimiento de evaluación ambiental ordinaria debido a su complejidad. Esto supuso un importante retraso en los trámites, ya que se requirieron más informes. Los concellos de A Coruña y Arteixo reclamaron un estudio más completo sobre el trazado del poliducto de Langosteira tras conocer el proyecto propuesto por Repsol. La asociación de vecinos de Nostián solicitó otro emplazamiento para el recorrido de la instalación porque el propuesto, a su juicio, "discurre muy próximo al pueblo, por una ladera rocosa con riesgo de desprendimiento".

La Dirección Xeral de Calidade Ambiental emitió en noviembre de 2017 la declaración de impacto ambiental del poliducto, en la que le dio su visto bueno con algunas condiciones. Exigió a Repsol que estableciera "un plan de emergencia que contemple el protocolo de actuación" en el caso de que se produzca un posible vertido, "teniendo en cuenta su posible influencia en los núcleos de Nostián y Suevos".

La empresa solicitó las licencias de obras en Arteixo y A Coruña en mayo de 2018. El primero ya dio su visto bueno en octubre del pasado año y el segundo, tras el desbloqueo por parte de la Xunta, deberá hacerlo en las próximas semanas. La compañía energética inició en septiembre de 2018 el levantamiento de las actas previas a la ocupación (momento en el que se les ofrece el justiprecio) de las parcelas afectadas por esta nueva infraestructura. De este modo, obtuvo los terrenos necesarios.

Ante la burocracia que ha tenido que hacer frente esta infraestructura, la Autoridad Portuaria de A Coruña demoró hasta el año 2021 el inicio de las actividades de la empresa en punta Langosteira, que el convenio firmado en octubre de 2013 fijaba para abril del año pasado, por lo que ya acumulan casi un año de retraso.

La licencia de obra de A Coruña se ha retrasado debido a la presencia de un petroglifo que se encuentra en el trazado, en una parcela en el entorno de Nostián. La Dirección Xeral de Patrimonio Cultural ha dado recientemente su visto bueno al proyecto de extracción, traslado y reubicación de estos restos pétreos, lo que desbloquea el proyecto.

Esta estructura discurrirá 2.500 metros por Arteixo y 1.300 por A Coruña. Partirá de Langosteira y bordeará por el sur el núcleo rural del puerto de Suevos. Después bajará hacia el entorno del campo de fútbol. A continuación, irá en paralelo a la autovía de acceso a la dársena (A-15) hasta entrar en el término municipal de A Coruña, donde llegará a la refinería por las proximidades del núcleo de Nostián.

El poliducto medirá diez metros de ancho por los que pasarán once líneas y dos más para los trabajos de vigilancia y mantenimiento. En paralelo al trazado se instalará un sistema de fibra óptica y una línea de alimentación eléctrica.