La reforma de la calle San Andrés entre la iglesia castrense y la plaza de Pontevedra para su conversión en un bulevar no supondrá finalmente la implantación de un carril bus, como anunció la alcaldesa, Inés Rey, hace un año, ni la "plataforma reservada" para el transporte público que mencionó en enero el concejal de Urbanismo y Movilidad, Juan Díaz Villoslada. La memoria del concurso abierto ayer para redactar el proyecto de esta actuación, presupuestada en 98.456 euros y con un plazo de ejecución de cuatro meses, detalla que en la calzada habrá un carril en cada sentido del tráfico y que en ambos "se mantendrá la circulación de autobuses urbanos, carga y descarga y vehículos privados". La idea municipal es sin embargo, minimizar la presencia del coche privado y, sobre todo, dar más espacio al peatón a los lados de la calle.

Consultado sobre esta cuestión, el Gobierno local explicó ayer que no habrá una plataforma reservada para el bus, sino "un bulevar con preferencia para el transporte público". El Concello espera contar a principios de 2021 con el proyecto para después licitar las obras después del verano y ejecutarlas en el plazo de un año con un presupuesto estimado de 1,92 millones.

Otro de los cambios más notables en la nueva San Andrés será la eliminación del espacio para aparcar en superficie, aunque se mantendrán las zonas para carga y descarga, que podrán ser ocupadas por los peatones. Aunque hace un año se anunció que el bus volvería a circular por el resto de San Andrés para llegar a Panaderas y desde allí seguir hacia Monte Alto, en el proyecto figura que "el giro del autobús urbano en Rúa Alta se trasladará a rúa Sol". Cuando se reformó el primer tramo de San Andrés en 2012, el Gobierno local del Partido Popular trató de redirigir la ruta de las líneas 4, 6, 6A y 11 por ese lugar, pero las pruebas efectuadas con los buses revelaron que era un giro muy complicado, por lo que se descartó y se optó por el paso por Rúa Alta. En todo caso, matizan desde el Gobierno local, la propia redacción del proyecto definiría la decisión final en esta y otras cuestiones.

La remodelación incluirá además un estudio sobre la ubicación de las paradas de los buses, por lo que alguna de las existentes podría ser trasladada. Y, además, tendrán que ser accesibles para los viajeros a pesar de que se eliminen las aceras, ya que los trabajos supondrán la instalación de una plataforma única, al igual que existe en el tramo restante de San Andrés, de forma que también habrá diferencia entre el pavimento de la calzada y la zona peatonal con diferenciación de materiales entre ellas. Para la primera se utilizará el enlosado de granito, mientras que para la segunda se instalará un material que resista el paso de los autobuses.

El proyecto tendrá que incluir también la instalación de una parada de taxis en las proximidades de la iglesia de San Andrés en la que puedan estacionar entre cuatro y cinco vehículos. El nuevo diseño prevé además la peatonalización en un futuro cercano de la Marina y los Cantones, por lo que deberá adaptar la circulación a la futura eliminación del tráfico en Rúa Nova y a la inversión del sentido de la circulación en Santa Catalina desde Durán Loriga, ya que se permitirá que los vehículos procedentes de ese lugar puedan girar hacia la plaza de Pontevedra. El otro tramo de la calle Santa Catalina será peatonal hasta su conexión con los Cantones.

Para favorecer la presencia de los viandantes, la actuación incluye la ampliación de las aceras, además de la instalación de mobiliario urbano en algunos puntos para permitir la estancia. Otro factor que deberá tenerse en cuenta al diseñar la nueva configuración es la decisión del Gobierno local de hacer peatonal San Andrés el primer sábado de cada mes, lo que obliga a prohibir el paso de vehículos desde las calles transversales. La existencia de espacios peatonalizados en calles transversales a esta obligará a que la remodelación que se efectúe sea armónica con el ya realizado en esos espacios, como la plaza José Sellier y la calle Pastoriza.