Desde las tres de la tarde del viernes y, al menos, hasta el martes, los que viven solos ven su actividad social reducida a cero ya que la Xunta solo permite reuniones de convivientes. En esa situación se encuentran Mercedes Ozores y Ruth Jiménez, que han tenido que hacer "un cambio de planes" para aprovechar igualmente este fin de semana libre.

Jiménez no tenía muchas cosas preparadas para estos días, pero de un momento a otro se ha borrado la posibilidad de quedar con amigas. "Suelo ir a comer o cenar con ellas, pero este fin de semana es extraño, así que he aprovechado para ir a la compra y organizar y limpiar la casa", cuenta.

Para Ozores, la noticia fue como un jarro de agua fría, pues le tocaba empezar las vacaciones. "Pensé incluso en cancelarlas, pero quién sabe si más adelante vamos a estar peor", reflexiona. Dedicará estas jornadas en soledad a "comprar cosas de decoración" para su casa. "Quería quedar con mis amigas y visitar a mi abuela, que vive cerca del aeropuerto, pero tampoco puedo salir de A Coruña", lamenta, aunque asume que esta situación "ha cambiado los hábitos de todos". Ambas aprovecharán también para salir a pasear, aunque ahí a Ruth Jiménez le entran dudas: "¿Y si me encuentro a alguien no me puedo parar? O sea que no puedo sentarme con alguien a tomar un café, pero sí conversar en la calle", reflexiona, sin estar muy convencida del porqué de estas restricciones. Mercedes Ozores, en cambio, defiende que "hay que ponerse en la piel del que pone las normas" y es consciente de que "en cualquier caso, siempre hay alguien que sale perjudicado". Se conforma con que se pueda salir a la calle. "El confinamiento en marzo fue más duro, dos meses sola sin salir de casa. Ahora es más llevadero", señala.

Jiménez opina que "también ayuda que el tiempo no sea muy bueno". "Si hace sol, te apetece salir y comer fuera, pero ahora también es momento de estar en casa", expone, aunque reconoce que "se ve a bastante gente por la calle, sobre todo familias con niños". Duda, además, de "cómo los policías controlan que las personas que pasean juntas no son convivientes" y recuerda que "antes, si ibas al teatro o al cine, ya tenías tres sillas de separación con la persona con la que ibas".

"Por algo hay que empezar", apunta Ozores, que opina que tomar medidas más restrictivas ahora es una forma de "salvar la Navidad". "Es mejor sacrificarse ahora. Yo la verdad es que soy comprensiva y creo que hay que hacer todo lo que sea por acabar con este virus", resume, consciente de que los planes "pueden cambiar de un momento a otro" mientras la pandemia sea protagonista.