Llegó a A Coruña en 1992, cuando se formó la Orquesta Sinfónica de Galicia (OSG). La agrupación se convirtió en su familia y 28 años después, el ucraniano Serguéi Rechetilov se despide de ella. "Empieza una nueva etapa", dice, todavía emocionado. Se convierte así en el primer jubilado de la Sinfónica. El del pasado viernes fue su último concierto. "Fue muy especial para mí. Me acuerdo del primer concierto, en 1992, y me acordaré siempre de este", confiesa.

Se instaló en la ciudad en su primera visita a España, pero nunca olvidó sus orígenes. "Siempre iba de visita Ucrania. Allí está mi familia. Aunque no es fácil, porque el viaje es largo y el trabajo no siempre me permitía viajar", recuerda.

Ahora, con 66 años y 28 tocando el contrabajo en la OSG, su casa está en A Coruña. "Me quedo aquí. Si lo piensas, llevo aquí casi la mitad de mi vida, así que me siento como un coruñés más", señala.

Cuando se le pregunta por su carrera musical, le cuesta elegir un solo momento. "Me quedo con todo el tiempo vivido. Todos los malos, ya sean buenos o malos, pero son mis momentos, mi vida dentro de la orquesta y dentro de A Coruña. Me llevo todo lo malo y todo lo bueno", reflexiona, consciente de que pone punto y final a una etapa muy importante en su vida.

Para Serguéi Rechetilov es "todo un honor" ser el primer jubilado de la Sinfónica. "Cuando llegué, en la primera plantilla había algún músico mayor que yo, pero se marcharon. Solo me quedé yo, como si fuese el patriarca", bromea.

Se hace el silencio cuando piensa en qué va a hacer ahora. Tiene muy clara una cosa: "Voy a echar mucho de menos a la orquesta". Se le presentó la posibilidad de aplazar su jubilación, pero cree que este es el momento perfecto y es de los que opina que "hay que dejar sitio a los jóvenes". Aunque le entristece la situación que está atravesando el sector cultural por el coronavirus, trata de verle el lado positivo. "Otras orquestas de Alemania o Estados Unidos pararon y nada más. No se sabe cuando volverán. Pero nosotros seguimos aquí. El público viene, aunque me imagino que si se pudiese habría venido más gente, pero algo es algo. Lo que tenemos es bueno para los músicos y para el público. Ojalá la situación mejore pronto", analiza.

Ante una "nueva etapa" que afronta con ilusión, Rechetilov asegura que su vida seguirá ligada a la música. "Seguiré tocando. Es algo que no podré dejar de hacer. Es como respirar. Mientras los dedos se muevan y la memoria no falle, seguiré haciéndolo", sentencia, aunque no descarta probar "otro tipo de música. "Dediqué tiempo a tocar sitares, así que puede que siga con eso", desvela. El músico asume que "dejarlo de golpe es difícil", así que seguirá disfrutando de la música desde otra perspectiva.