La Unidad de Investigación en Intervención y Cuidado Familiar de la Universidade da Coruña puso en marcha, el lunes, el servicio Afrontemos21, un recurso de atención psicológica dirigido a miembros de la comunidad universitaria. Valentín Escudero, profesor de psicología y director de la unidad, explica el objetivo del recurso.

¿El servicio nace porque detectan esa necesidad?

Sí, el proyecto sale de la Universidade da Coruña. Nosotros tenemos una unidad de investigación aplicada que lleva programas de atención psicológica, tenemos un convenio con la Xunta para atención en centros de menores y una serie de proyectos de intervención familiar a lo largo del tiempo, siempre aplicados. Desde el rectorado nos preguntaron qué pensábamos de la situación actual. Teníamos algunos indicadores que nos hablaban del nivel de estrés que provoca esta situación en el colectivo universitario, que, aunque suele tener acceso a recursos de salud mental, pensamos que como tenemos una experiencia, una estructura, y unos colaboradores, podíamos poner el recurso abierto al colectivo. El lunes dimos una información muy básica sobre los horarios y la presencialidad, y se saturó.

Tuvieron una gran acogida inicial.

El anuncio se publica el lunes por la mañana a las 9.30 horas. Una hora después, entré en pánico, había ya más de 30 solicitudes. Mucha gente nos escribió correos y nos llamó pidiendo ayuda. Los indicativos que teníamos se han confirmado. Por ahora, ya hemos contactado con 50 y dado cita a gran parte de ellos. La idea es poner también en marcha alguna terapia de grupo.

Durante el confinamiento, muchos estudiantes manifestaron padecer ansiedad.

Sí. Hemos dado curso a alguna atención con miembros del profesorado o del personal de atención y servicios, pero la mayoría abrumadora son estudiantes en una situación de ansiedad bastante extrema. El perfil que hemos visto tiene síntomas de ansiedad o angustia que llegan al punto de no dejarles trabajar, que van más allá de tener una mala semana. Hemos hecho una ficha, hemos contactado con ellos y son mayoritariamente cuadros de ansiedad. Se encuentran muy perdidos por la situación que estamos viviendo. Especialmente, aquellos que inician sus estudios: a la transición de empezar en la universidad y salir de casa se suma esto. Hay otros que lo pasaron mal en marzo, tuvieron un respiro en verano y ahora vuelven. Están también los estudiantes de último año que se van a graduar y experimentan una especie de vértigo, de vacío. Hay también algunas cuestiones relacionadas con las familias, hay gente que tiene dificultades económicas, lo que supone un estrés a mayores.

¿Qué línea de trabajo se va a seguir?

La atención es individualizada. Por un lado, será presencial en nuestra unidad de la universidad del hospital naval de Ferrol. Por ahora, el punto presencial será allí mientras le tomemos el pulso al recurso, hoy (por ayer) ya tenemos algunas por la tarde. También hay una línea de atención online. Para los universitarios es bastante fácil porque se manejan bien. Hemos aprendido mucho desde marzo de todo el protocolo de atención online, hay una parte muy importante de Afrontemos21 que se va a realizar por esta vía. Si vemos que en algunos casos se necesita una atención presencial, se valorará.

¿Es la nueva oportunidad de la terapia online una forma de democratizar el apoyo psicológico?

Sí, ese es un tema delicado. Se puede facilitar el acceso y hacer una atención bastante buena, también por la vía telefónica con gente mayor. Aún así, hay cosas de la atención presencial, del trabajo cara a cara, que es más complicado adaptar. Trabajamos mucho con parejas y familias, es más complicado, pero hemos aprendido que se puede hacer un buen trabajo, sobre todo con gente joven y adolescentes, que se manejan bien en este medio. Nos dimos cuenta, incluso, que con algunos adolescentes funciona incluso mejor, que es un recurso facilitador. Nos sorprendió. Nos parece fundamental poder combinar ambas cosas.

¿Busca el servicio facilitar el acceso a terapia a personas con pocos recursos?

Hay universidades que tienen, de forma estable, atención psicológica para estudiantes. La universidad es un mundo en el que los estudiantes ensayan su nueva vida de emancipación, establecen relaciones. Por eso la idea es tener ese recurso dentro de la institución, aunque no se descarta que, si una persona tiene una patología importante, se derive a psiquiatría u otro recurso.

Los jóvenes están cada vez más concienciados con el cuidado a la salud mental. ¿Les sorprendió esta acogida, o la esperaban?

Venimos observando que sí están más concienciados. La imagen que hay es que los jóvenes solo quieren pasarlo bien y hay que controlarlos. No digo que no haya parte de eso, pero es un momento muy complicado para ellos. La situación económica, la crisis del coronavirus? debajo de ese estudiante que lo pasa bien, hay situaciones de ansiedad y angustia. Se nos ocurrió lo de Afrontemos21 porque el que viene es un año determinante, pero también pensando en lo que es tener 21 años en 2021, que no es fácil. Se habla mucho de la adolescencia como un momento difícil, pero esa otra edad, la de estar en la universidad, también es una transición importante.

El contexto económico previo al Covid 19 tampoco acompaña.

No, porque se les está diciendo que asuman responsabilidades, pero, ¿cómo van a emanciparse? Si le añades la situación de pandemia, hay gente que está en un punto de ansiedad importante. Nos sorprendió que hubiese esa avalancha en tan pocas horas, que el recurso suscitase una reacción tan inmediata. La idea que hay detrás es que la salud mental hay que atenderla, en vez de decir que son chavales tristes y ya está.

¿Se junta la pandemia con la falta de certezas?

Sí, la pandemia es un estresor que le da una vuelta de tuerca negativa a la situación económica, a la perspectiva de trabajar. Genera ansiedad también el funcionamiento de la universidad, ahora se hacen muchas cosas por la vía digital. En las familias, hay estresor económico y por la salud. Esa es la suma que cae un poco sobre un chico o una chica de 19 o 21 años.