Una de 3.000 y otra de 5.000 metros cuadrados. Suman cinco millones de euros de precio de salida. Dos naves de Agrela a la venta en el portal inmobiliario que gestiona los activos del Banco Santander se convierten en una excepción en un polígono industrial y comercial con una oferta de este tipo "escasa" y centrada, sobre todo, en el alquiler. El parque está resistiendo los embates de la crisis del coronavirus, dado su censo de empresas altamente "consolidadas" y su ubicación "muy reclamada", tal y como asegura Teresa Firvida, gerente de la asociación de empresarios.

La mayor de las dos propiedades que ofrece el escaparate inmobiliario es la que perteneció en su día a la desaparecida Tecam (entró hace una década en Concurso), ubicada en calle Gambrinus. El portal de Aliseda apunta a que es una única propiedad con dos naves que abarcan "5.180 metros cuadrados" y que ofrecen la posibilidad de otorgarle un "uso mixto, comercial e industrial". Todo gracias a un primer edificio "con tres plantas divididas en zona de exposición y oficinas" y a un segundo con "una nave industrial tipo almacén". Esta doble estructura, su gran tamaño y el hecho de que sea una nave que espera inquilinos desde hace tiempo ha hecho que, según fuentes del propio polígono, se haya valorado hacer una división de la misma para facilitar el traspaso. El precio demandado por la inmobiliaria es de casi tres millones de euros.

Unos metros más adelante, en los números 83 y 85 de la misma vía, está el otro gran inmueble ofertado, donde Conforama presta servicios. El espacio útil de la propiedad es de "3.216 metros cuadrados" y su precio, algo más de dos millones de euros.

De la industria al escaparate

Teresa Firvida conoce perfectamente el estado del mercado en el polígono lindante con O Ventorrillo y A Sagrada Familia, porque a veces la asociación hace de "enlace" entre las empresas que pretenden ubicarse entre sus calles y los dueños que buscan una salida a sus activos. La gerente de la entidad asegura que "la venta es un mercado menor", aunque muchos propietarios están abiertos a cualquier escenario dependiendo del calibre de la propuesta.

Ni siquiera el Covid ha hecho mella y agitado la oferta en este sentido, ya que las firmas asentadas en Agrela están "muy consolidadas" y eso hace que el golpe de la pandemia "no haya sido, de momento significativo". "La mayoría se sigue manteniendo en sus parcelas, salvo algunas excepciones y muchas veces relacionadas con las "jubilaciones" o la falta de relevo en los negocios, cuenta Firvida de un espacio comercial e industrial en el que "algunos se marcharon y tuvieron que volver porque se lo demandaban sus clientes. Es una ubicación reclamada, ya que hay buenas conexiones y cercanía con el comprador. Muchos lo consideran un plus y prefieren pagar algo más por estar aquí", relata.

Los condicionantes del polígono, incrustado en la ciudad, modulan la oferta y la demanda y dan estabilidad a un área en transformación, que camina hacia un uso diferente.

"Muchos decidieron quedarse hace años y nos dicen que acertaron", relata Teresa Firvida: "Convive una actividad industrial, ya minoritaria, y de servicios, más de compra a pie de calle. Va cambiando la estética de las naves, algunos ponen escaparates. Es más humano y moderno". Mientras culmina el proceso, dos rarezas están en el mercado y esperan nuevos inquilinos.