Policía Nacional, Policía Local y Guardia Civil se coordinan desde hace meses para vigilar que se cumplan las medidas impuestas por la pandemia, pero las últimas restricciones de la Xunta hacen que los controles de movilidad sean misión imposible. "Se intenta revisar quién entra y quién sale de la ciudad, pero el volumen de vehículos y la ampliación de los cierres perimetrales hacen que sea muy difícil", señala el secretario de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), Pedro Mariscal.

La Guardia Civil realiza controles aleatorios en las estaciones de bus y tren, pero considera "inviable" vigilar cada entrada por carretera de coches particulares. "En el anterior confinamiento era más sencillo porque apenas había tráfico. Ahora solo está cerrada la hostelería, la gente sigue yendo a trabajar y es imposible comprobar de dónde viene alguien o hacia dónde va", analiza.

Las últimas restricciones de la Xunta permiten la movilidad entre A Coruña, Cambre, Culleredo, Arteixo y Oleiros. "Esta libre circulación hace que el control sea muy complicado", insiste Mariscal, que recuerda que, de todos modos, se hacen "controles y se instalan puntos de verificación" para evitar traslados injustificados.

Conductores de autobuses interurbanos han detectado que algunos usuarios de estas líneas aprovechan que no hay controles para desplazarse a pesar de los cierres perimetrales. Los sindicatos policiales aseguran que sí se mantiene la vigilancia y que incluso se pide documentación a los viajeros, pero es muy difícil parar a todos los buses. "Solo de Betanzos hay un bus cada media hora. Es imposible", confiesa el secretario de AUGC.

El volumen de tráfico en las entradas y salidas de A Coruña no es el único problema al que se enfrentan Policía y Guardia Civil. El déficit de personal en estas plantillas dificultan las tareas. "Nuestra plantilla está al 90%, pero no se actualiza desde hace 15 años. Estamos bajo mínimos y sabemos de compañeros que están desbordados", informa Mariscal.

El Sindicato Unificado de la Policía Nacional (SUP), que no controla las entradas y salidas de la ciudad, pero sí vigila que se cumpla el toque de queda y otras restricciones, también denuncia la "sobrecarga de trabajo" a la que están expuestos. "La Unidad de Prevención y Reacción (UPR) y las radiopatrullas se encargan de los controles, pero tenemos muy poca gente y hay compañeros que todavía no han disfrutado sus vacaciones", explica la secretaría del SUP, Sandra Castro.

Señala que a las llamadas de los vecinos, las detenciones y los juzgados se unen ahora "los servicios de los controles por la pandemia". El 092 vigila que ningún ciudadano esté en la calle a partir de las 23.00 horas, salvo los que tienen justificación, y controla de forma aleatoria la procedencia de los viandantes para comprobar que sean de A Coruña, Arteixo, Cambre, Culleredo o Oleiros.