El bajo de la calle Santander número 15 ofrece duchas, cocina, café y asesoramiento. Un salvavidas en medio del tsunami del coronavirus para los colectivos que pasan más desapercibidos, en los que nadie piensa porque las pandemias también hacen estragos con la diversidad de la sociedad. El Comité Antisida Casco de A Coruña, un referente con treinta años de labor en favor de los desfavorecidos, abrió hace un mes este local, al que se acude con cita previa, para atender a las personas que se dedican a la prostitución. Pero falta material para completar este servicio.

El Club de Leones de Oleiros, que colabora habitualmente con esta entidad, ya les donó una lavadora y están intentando conseguir además una secadora, pero también precisan toallas, al menos un centenar. Su llamamiento a la colaboración a los hoteles de la ciudad aún no ha recibido respuesta.

Los Leones señalan que no "entran a valorar estas actividades" pero su finalidad es ayudar a quien lo necesita y este colectivo, que durante la pandemia se quedó en una situación aún más precaria, necesita como todos apoyo y espacio seguro.

Casco cuenta con un Punto de Calor, donde atiende las necesidades básicas de personas sin recursos y donde acudían también las personas que ejercen la prostitución, pero ahora cuentan con este local propio donde ir a lavar y secar la ropa, tomar un café, hacer una prueba rápida de detección de VIH, recibir información sobre prácticas seguras o recibir preservativos.

"Además de la lavadora, que agradecemos mucho al Club de Leones, necesitamos otra secadora y toallas, para atender la demanda de este local, por donde ahora pasan unas seis personas al día, y por el punto de calor, donde pasan unas cien diarias. Necesitamos vajilla, y sobre todo comida, mucha, porque la demanda se ha duplicado respecto a antes del confinamiento y entendemos que se va a triplicar si esto continúa, y las ayudas se van a acabar. Estábamos dando, además de las comidas, tres táperes al día y ahora ya damos seis o siete", explica la directora de Casco, Sonia García Valbuena.

La demanda de esta asociación se extiende también a lo que se denomina textil del hogar. "Nos hacen falta también colchones, juegos de cama, sábanas. Tenemos 21 plazas en pisos para personas en exclusión y crónicos, todas ocupadas, y hay que tener más juegos de cama. Habíamos pensado en que los hoteles podrían darnos los que les sobra de los desayunos, que sabemos que les sobra mucho, pero con todo esto...", explicó ayer la directora de Casco, Sonia García Valbuena.