La cultura se adapta en tiempo récord a las medidas de seguridad y a las restricciones del Covid. Un gran esfuerzo y capacidad de inventiva que han llevado incluso a cambiar algunas funciones para escolares del Fórum a los propios centros educativos y "no es fácil, porque no hay muchos que cuenten con la infraestructura necesaria", explica la directora del Fórum, Ana Judel. "Hemos tenido que cancelar algunas porque no había inscripciones suficientes, para los colegios también es complicado porque solo pueden movilizar un aula" para cumplir la normativa.

Si los escolares no pueden ir el teatro, el teatro va a ellos. Con las complicaciones que eso conlleva, "hay que movilizar al personal técnico, hay que hacer muchas gestiones antes, buscar lugares adecuados?", expone Jurel.

Una de esas actuaciones que se llevarán a los colegios esta semana es Jon Braun. Miren Larrea, de la compañía Anita Maravilla, explica que este espectáculo "ya tiene un rodaje y nuestro técnico es una maravilla capaz de moverlo y adaptarlo". Una historia de dos hermanos con ambiente de western desde la perspectiva de los indios "por circunstancias se tienen que separar, pero el amor que se tienen, les lleva a juntarse".

Recalca Larrea que el sector de la cultura se está adaptando en todos los sentidos para que las funciones se realicen con total seguridad ". Una idea en la que coincide Judel. Explica que han ido cambiando los aforos y que en la actualidad "se abre a 30 personas en aforos de 300. En el caso de las infantiles hacemos agrupación familiar", para que los convivientes permanezcan juntos y, a su vez, separados de otras unidades familiares.

Por ejemplo, en el caso de Bebescena, han optado por dibujar unas cuadrículas en el escenario y en cada recuadro "se sitúa una familia, son ocho en el escenario con un máximo de cuatro personas. Queremos que se sientan seguras y mantenemos a tope las medidas de seguridad". En el caso del ciclo para adultos Sin Numerar, que se celebra en el Fórum sin butacas asignadas, "ahora la venta es numerada para garantizar que al comprar una entrada, se anulan las de las butacas adyacentes".

"Una locura"

"Lo hacemos con mucho gusto, pero es una locura, porque es impredecible y las compañías están muy agradecidas porque en muchos ayuntamientos están cancelando todo y aquí lo mantenemos todo, con todas las medidas de seguridad", subraya Judel.

Los teatros tiene "unos protocolos muy rigurosos que han demostrado que son espacios seguros" y gracias a ello, la gente "puede contar con esta vía de escape", asegura Larrea, porque en las ciudades en las que se cierra el ocio, tener una oferta cultural o que los niños tengan una alternativa para divertirse porque ya no pueden quedar con sus amigos, "nos permite sentirnos en comunidad y descansar de las pantallas y del individualismo", concluye Larrea.