La modificación urbanística que puso en marcha el Concello en los terrenos de la planta de tratamiento de basuras de Nostián tiene por finalidad corregir la calificación irregular del vertedero, ya que en el plan general de la ciudad figura como suelo rústico de especial protección forestal, cuando desde hace doce años debería hacerlo como de protección de infraestructuras. El vertedero fue construido en 2008 por la entonces concesionaria de la planta, Albada, al verse desbordado el que había creado en el recinto por superarse la previsión sobre el volumen de residuos que no podría reciclar.

En aquel momento la empresa tuvo que recurrir a ocupar suelo rústico de protección forestal, en el que no se puede instalar un vertedero, ya que el tamaño del depósito, 40.435 metros cuadrados, superaba las dimensiones de la planta. El vertedero se construyó junto a los otros dos que existían detrás de los biodigestores del complejo ambiental, en una ladera del monte dos Castelos.

Albada instaló un vertedero en suelo rústico sin permiso de Concello y Xunta

Albada justificó la ocupación de los terrenos porque “se ven irremediablemente afectados”, según el informe que presentó para la aprobación del proyecto por parte del Concello, y añadió que el suelo rústico que se ocuparía carece de “especial valor”.

La empresa llevó a cabo la construcción del vertedero sin los permisos municipal y autonómico pese a los requerimientos que le efectuó el Concello. En febrero de 2009 la Axencia de Protección da Legalidade Urbanística efectuó una inspección de la planta, después de que en septiembre del año anterior el Gobierno local enviase a la entonces Consellería de Política Territorial un expediente en el que figuraba que había solicitado en tres ocasiones a Albada que le entregase la autorización de la Xunta necesaria para la ampliación del vertedero en suelo rústico.

Cuando en 2007 inició el proceso para instalar ese depósito, la compañía respondió al Concello que disponía de una autorización para el vertedero por ser gestor de residuos, pero el Ejecutivo municipal continuó exigiéndole la licencia autonómica. En septiembre de 2008 Urbanismo volvió a reclamarle la autorización autonómica y le advirtió que si no lo hacía tendría tres meses de plazo para reponer la legalidad urbanística.

La inspección de la Axencia de Protección da Legalidade Urbanística reflejó la realización de obras sin los permisos autonómico y municipal que consistieron en el movimiento de tierras en 6.440 metros cuadrados para el vertedero, la instalación de una caseta de control, una nave para el tratamiento de basuras y un muro de contención de un vaso de rechazos. Xunta abrió entonces a Albada un expediente sancionador.

Al presentar su proyecto para el vertedero, la compañía argumentó que esta clase de instalaciones “no sufre la fuerte contestación social que han producido otros tipos de tratamiento” y que “ha conseguido una alta valoración social su aprovechamiento final como parque urbano una vez clausurado”. A esto añadió que los vertederos controlados juegan un “papel fundamental en la gestión de los residuos” y que incorporan técnicas más modernas que hacen de la explotación de un vertedero “una actividad en la que participan diversas ramas de la ingeniería y de la ciencia”.

La empresa justificó la operación con el argumento de que el suelo no tenía valor

Albada defendió también que el nuevo depósito no causaría problemas ambientales en el entorno porque su creación no supone una transformación urbanística del suelo ni un uso constructivo, sino que “se trata exclusivamente de labores de acción sobre el suelo que implican movimientos de tierras y depósito de materiales, usos autorizables por la comunidad autónoma”, manifestó.

El cambio urbanístico propuesto ahora para Nostián fue aprobado de forma inicial por la Junta de Gobierno Local junto con otras modificaciones y enviado a la Xunta para que lo someta a evaluación ambiental y que se redacten los informes sectoriales por parte de los organismos con competencias en la materia. Posteriormente el Concello elaborará la propuesta de modificación que será llevada al pleno para su aprobación. Además de la corrección de la calificación del suelo, toda la parcela de la planta de basuras pasará a tener la consideración de sistema general de infraestructuras.

Albada, la antigua concesionaria de las instalaciones, continúa al frente de la gestión hasta que se adjudique el nuevo contrato y mantiene un conflicto con el Concello por su negativa a sellar el vertedero de forma definitiva. Ese es solo uno de los múltiples frentes judiciales que la empresa mantiene abiertos con la administración municipal, que llegó a intervenir la planta en diciembre por su negativa a tratar los residuos de los municipios del Consorcio As Mariñas desde el 1 de enero. Tras ocho meses de gestión de las instalaciones por el Concello, Albada volvió a hacerse cargo de las mismas en septiembre.

En el informe urbanístico encargado por el Concello en 2018 para preparar la licitación del nuevo contrato de la planta de Nostián se menciona que todas las instalaciones “se ubican dentro de unos terrenos clasificados como suelo rústico de protección de infraestructuras”, aunque de los mismos quedaba excluido el vertedero creado en 2008, ya que la superficie de la parcela se establecía en 180.257 metros cuadrados.

En ese documento se detalla que la ampliación prevista para la planta solo afectará a la planta de reciclaje para adaptar el proceso a las nuevas necesidades del complejo y las exigencias medioambientales. Ese recinto tiene una superficie actual de 3.033 metros cuadrados y con la ampliación pasará a contar con 5.876.

Pese a esta iniciativa, el informe detalla que la superficie construida solo ocupa el 13,4% de la parcela, por lo que queda por debajo del límite del 20% que la legislación fija como máximo para los terrenos calificados como suelo rústico de protección de infraestructuras. También cumple la condición de que el exterior de la nave se sitúe a más de cinco metros del límite de la parcela.

La Xunta efectuó una inspección y abrió un expediente a la concesionaria