Las carreteras autonómicas que discurren por A Coruña y comarca superan en casi 30 puntos el nivel de ruido recomendado por la Organización Mundial de la Salud. Una situación que afecta a 17.630 vecinos. La entidad internacional establecía el límite de 53 decibelios para la exposición al tráfico, ya que “por encima de ese nivel, se asocia con efectos adversos para la salud”, según recogía en un informe publicado en 2018.

En concreto, son 27 puntos de once carreteras autonómicas de la ciudad y su entorno las que superan los 55 decibelios, tal y como viene recogido en los Mapas Estratégicos de Ruido de la provincia, elaborados por la Xunta y que desde ayer están en exposición pública.

Este documento analiza la afectación del ruido en la red viaria gallega con un tráfico superior a los tres millones de vehículos al año con tres rangos de afectación: más de 55 decibelios; más de 65 y más de 75. En toda la provincia, asciende a 258,58 kilómetros cuadrados de los que casi el 40% se encuentran en A Coruña y comarca.

Es la tercera vez que San Caetano realiza este mapeo del ruido en los últimos años. Con esta información, el Gobierno autonómico elaborará un Plan de Acción contra el Ruido “encaminado al calmado del tráfico”: como limitación de la velocidad, la instalación de señalización o semáforos y la reordenación de la sección de la carretera.

Las vías autonómicas con un ruido superior al saludable afectan a 17.500 vecinos de la comarca

Entre las soluciones que se prevén también se encuentra la renovación del firme o la instalación de barreras acústicas en puntos determinados, explican desde el Gobierno gallego.

Población

La vía con más población afectada por el ruido es la AC-552 a su paso por A Coruña, Arteixo, A Laracha y Carballo con 11.050 vecinos que conviven con más de 55 decibelios (media durante todo el día). De todos ellos, 40 conviven con más de 75 decibelios procedentes del tráfico.

En segundo lugar, se encuentra el tramo de la AC-211, que discurre entre Culleredo y Cambre con 2.150 residentes afectados, de los que 650 cuentan con un ruido superior a los 65 decibelios.

En este ranking, el tercer puesto lo ocupa la AC-415 en el tramo que discurre desde la intersección entre ronda de Outeiro con avenida de Fisterra hasta Meicende. El tráfico que supera los 65 decibelios afecta a a más de 400 vecinos y sumados a los que soportan más de 55 decibelios, la cifra alcanza los 1.420 vecinos que sobrellevan el estruendo del tráfico.

Respecto a este tramo, un informe de la Axencia Galega de infraestructuras de 2018 proponía ceder la titularidad de este tramo al Concello. Esta era la propuesta del Plan de Acción contra la Contaminación Acústica, resultado del segundo mapa estratégico del ruido en las carreteras autonómicas, publicado en 2015. El primero se dio a conocer en 2007.

El plan de 2018 proponía ceder al Concello el tramo de avenida de Fisterra

Este documento argumentaba que se trata de un tramo urbano “fuertemente consolidado”. Aunque linda con el polígono de Agrela, este cuenta con aceras, aparcamiento, mediana ajardinada o pasos de cebra. En ese plan, los redactores recomendaban que el centro de salud de las inmediaciones, debería contar con un entorno más apacible.

Respecto a las medidas a tomar, el estudio descartaba la implantación de cualquier tipo de acción. Consideraba que ya estaban tomadas las que se consideraban prioritarias como la limitación de velocidad a 50 kilómetros por hora, dos calzadas con mediana centra o la regulación semafórica. En el análisis del asfalto, consideraba que era “bueno”.

A pesar del estudio realizado en su momento y de haber sido objeto del Plan de Acción contra la Contaminación Acústica, vuelve a estar una vez más en el mapa estratégico de ruidos que desembocará, de nuevo, en un plan de actuación para lograr una disminución sonora en la zona.

Otras vías

Paderne, Bergondo, Oleiros, Sada, Arteixo, A Laracha y Oza-Cesuras son el resto de concellos de la comarca coruñesa y brigantina con tramos de carreteras en los que la circulación supera los decibelios recomendados por la Organización Mundial de la Salud.

En la AC-164, a su paso por los municipios de Paderne y Bergondo, una población de 430 residente conviven con más de 55 decibelios. De esta cantidad, alrededor de 120, soportan los 65. El tramo con más de 75 decibelios no afecta a ninguna zona afectada.

En Oleiros, la circulación de la AC-174, afecta a algo más de mil vecinos, mientras que 80 vecinos de Sada padecen la AC-183. El listado se completa con la AC-211 entre Culleredo y A Coruña, con 160 vecinos y la AC-523 desde Culleredo a A Laracha, con 80 residentes.

En el municipio de Oza-Cesuras, 420 residentes sufren el nivel del ruido de la AC-840. La última de las carreteras del listado es la AG-55, desde A Coruña, por Arteixo y A Laracha, hasta Carballo. En este caso, se ven afectados 660 vecinos, de los que 200 sobrellevan los más de 65 decibelios provocados por los coches.

Actuaciones anteriores

En los mapas de 2007 y 2008, la Xunta encargó por primera vez un estudio de las carreteras de su titularidad con una circulación superior a los seis millones de circulaciones anuales. De este primer informe se obtuvo una primera visión de la afectación del ruido sobre la población.

El siguiente paso se dio en 2014-2015, en el que ya se incluyeron las vías con más de tres millones de coches anuales, “que permitieron completar esta visión”, señalan en el último informe.

El primer Plan de Acción contra el Ruido 2008-2012 y, el segundo, se redacto en 2018. En este último documento se estableció un sistema de priorización de zonas conflictivas y las medidas a tomar en el plazo de 2 a 5 años. Es en este documento en el que aparece por vez primera el tramo urbano de la AC-415 entre A Coruña y Arteixo.

En el último mapa estratégico del ruido exponen que, en los últimos años, además de actuaciones para reducir el ruido de forma directa, la Xunta ha llevado a cabo otro tipo de proyectos encaminados a mejorar la seguridad vial.

En concreto, se refiere el estudio a la ejecución de rotondas que generan un “calmado” del tráfico o la renovación del firme. Además, mencionan la construcción de variantes que han permitido “reducir el tráfico en zonas muy urbanas”, con el consiguiente efecto en la disminución del ruido.