Hasta el momento, no eran muchas las opciones de las que disponían los niños y niñas con discapacidad para jugar y divertirse en los parques infantiles de la ciudad. Un derecho del que cualquier pequeño debería poder disfrutar con libertad, y que tienen vetado, en muchas ocasiones, debido a lo limitado de los columpios adaptados a todo tipo de necesidades o a las dificultades de acceso a los recintos.

La Fundación Abrente y el proyecto Enki aúnan esfuerzos con la terapeuta ocupacional Sara González, autora de la Guía de accesibilidad para la inclusión en los parques infantiles, para hacer de estos espacios un lugar de juego para todos y todas. Tras obtener el compromiso del Concello para encarar el reto, es de esperar que los parques infantiles que se construyan a partir de ahora incluyan algunos elementos diferenciales con respecto a los vistos hasta el momento.

Por ahora, la guía de la terapeuta ocupacional ha auditado la accesibilidad de 30 parques infantiles localizados en dos distritos de la ciudad; una muestra que sirve para comprobar que los espacios de juegos coruñeses suspenden en esta materia. El objetivo, tras pasar la lupa sobre los 168 restantes, es iniciar el proceso para saldar esta deuda con los pequeños con discapacidad de la ciudad.

El concelleiro de Urbanismo, Juan Díaz Villoslada, reiteró ayer el compromiso del Gobierno local para garantizar la accesibilidad de los espacios que se construyan a partir de este momento. Villoslada valoró el trabajo de González como una aportación “necesaria” para “seguir avanzando en garantizar la accesibilidad universal en nuestra ciudad”. El concelleiro fija la obtención del “diagnóstico” de las necesidades de mejora de los recintos lúdicos de la ciudad por parte de la terapeuta ocupacional, la fundación Abrente y el proyecto Enki como el primer paso para ponerse a trabajar, no solo en el diseño de las nuevas áreas, sino en el mantenimiento y el acondicionamiento de las existentes.

Ángel López, presidente de la Fundación Abrente, invitó a no perder de vista las necesidades de inclusión de todos los tipos de discapacidad. “No es solo ver un columpio para una silla de ruedas, sino para gente invidente, para niños con parálisis cerebral. Hay que ir poco a poco”.

E Elementos de juego para todos: La guía de accesibilidad compuesta por Sara González sigue los criterios del arquitecto Jorge Palomero, que establece tres grados de accesibilidad. Los juegos enmarcados en el grado uno, que excluyen a los niños con algún tipo de discapacidad, son los mayoritarios y más comunes en las áreas infantiles de la ciudad. “Los de grado dos son aquellos elementos de juego normales, en los que haciendo pequeños ajustes, como poner un respaldo, facilita que un niño con poco control de tronco pueda participar, y se convierten en accesibles”, comenta Sara González. Los columpios de grado tres, por su parte, son un tipo de juegos diseñados específicamente para personas con discapacidad, como un columpio en el que sea posible insertar una silla de ruedas, y se trata de elementos, todavía, muy complicados de ver en la ciudad. “Sería interesante que en algún parque hubiese alguno, o en algún colegio de educación especial, por ejemplo. El equilibrio es el grado dos, es un punto medio”, reflexiona González. Lo ideal, según los criterios en base a los que la terapeuta ocupacional ha conformado su guía, sería que, al menos, la mitad de los elementos de juego que componen un parque fuesen de grado dos. “No significa que tengan que desaparecer los columpios que no tienen respaldo, sino que en un parque haya opciones”, apostilla la terapeuta ocupacional.

E Accesos y alrededores: “De nada te sirve que un parque tenga elementos accesibles si no puedes llegar a él. El hecho de llegar al parque conlleva muchas cosas”, expone González. Bien escoger el medio de transporte en el que desplazarte, lo que implica la necesidad de paradas de autobús cercanas o plazas de aparcamiento de movilidad reducida, bien el hecho de moverse cómodamente dentro del propio recinto. En este sentido, rampas, pasamanos, y entradas y salidas señalizadas y libres de escalones u otros obstáculos son elementos imprescindibles a tener en cuenta a la hora de diseñar los espacios. “El acceso debe estar garantizado a la hora de considerar inclusivo un parque”, asegura González. Un punto en el que, a grandes rasgos, los parques de la ciudad aprueban, pues la mayoría está exenta de barreras arquitectónicas que impidan el acceso.

E Pavimento: El material del que se componga o recubra el pavimento sobre el que se asientan estas áreas es otro de los elementos importantes a valorar a la hora de empezar a diseñar recintos inclusivos. El caucho continuo es la mejor opción y también la más habitual, pero todavía son muchos los espacios que siguen manteniendo suelos compuestos por arena, lo que dificulta la movilidad de los niños y niñas con discapacidad, que hallan más complicaciones a la hora de desplazarse. “Tienes que poder moverte por el parque: si es todo de arena, por ejemplo, la silla de ruedas ya no se puede mover libremente. En A Coruña, por suerte, el acceso está garantizado a grandes rasgos”, valora Sara González.