Usuarios de la biblioteca del Ágora. | // VÍCTOR ECHAVE

Cuando faltan poco más de dos meses para que se cumpla el primer aniversario de la declaración del primer estado de alarma para intentar contener el avance de la pandemia de coronavirus, los gestores culturales, tanto del ámbito público como del privado, intentan sacar la cabeza y reinventarse para no hundirse.

Aquel 14 de marzo, todas las tareas que estaban en la columna de cosas urgentes por hacer pasaron a un stand by que, en muchos casos, no se han vuelto a reactivar. Lo inaplazable se convirtió en irrealizable y los planes se truncaron. Primero, por quince días, después por un mes y otro más y otro y otro. El verano dio un respiro a algunos, pero, con la llegada del frío y las lluvias y el aumento de los contagios, los protagonistas de la escena cultural de la ciudad se ven ahora con impedimentos para poder continuar con su actividad.

Es en este punto en el que tanto negocios como asociaciones y entidades solicitan el apoyo de las instituciones para que sirvan de salvavidas a un sector que no solo da trabajo a artistas y programadores sino también a técnicos de sonido y a pequeños negocios de hostelería o de comunicación.

Consorcio para la Promoción de la Música. El desafío de este año para la Orquesta Sinfónica de Galicia reside en “reencontrarse, poco a poco” con su público y en ir normalizando sus actividades, según explica el gerente del Consorcio para la Promoción de la Música, Andrés Lacasa, sin olvidarse de tener, “por fin”, una sede fija tanto para la Sinfónica como para sus formaciones infantiles, “sea donde sea”. Y es que, una vez roto el contrato de alquiler con la concesionaria del Palacio de la Ópera, desde este 1 de enero, y a falta de que las partes lleguen a un acuerdo, la Sinfónica ensaya y actúa en el Coliseum y su personal de administración sigue en el palacio —con un contrato de arrendamiento solo de las oficinas— y otras formaciones y programas asociados al Consorcio, como el Son Futuro, se imparten en las instalaciones del Conservatorio Superior.

“Es un reto tener una sede que esté bien acondicionada y que sea sostenible económicamente en el tiempo, que la Sinfónica tenga lo que se merece y lo que llevan los músicos tantos años demandando, que sea una sede habitable y cómoda donde puedan estudiar y trabajar”, relata Lacasa. Y es que, en lo que compete a la parte musical está todo en marcha y programado con varias opciones de ejecución. En principio y si no hay más restricciones de movilidad, la Sinfónica tocará en el Coliseum con grandes solistas, ante el público que se permita en cada momento. Sin la irrupción de la pandemia, la Sinfónica podría estar ahora haciendo otro tipo de planes, como una gira internacional, que tendrá que esperar. No así una estatal, explica Lacasa, que asegura que están trabajando ya con la vista puesta en el futuro para retomar proyectos aunque en estas primeras fases sea solo “a nivel nacional”.

El Concello pone sobre la mesa la posibilidad de alquilar el Palacio de la Ópera los días en los que haya concierto a los precios que marque la concesionaria, en caso de que no haya otro acuerdo. Y es que, si bien que la Sinfónica esté ahora en el Coliseum no supone un inconveniente, la situación puede complicarse si el recinto de Lavedra puede a lo largo del año retomar su agenda y programar los conciertos que pospuso en 2020. El cantante malagueño Pablo López, por ejemplo, anunció que estaría en el Coliseum tres días, el 9, 10 y 11 de abril, tras cancelar su gira de gran formato.

Asociaciones culturales. Estas entidades se enfrentan también a un año complicado ya que, si bien tener muchos alumnos era lo que les ayudaba a seguir creciendo, las limitaciones de espacio, y las restricciones de aforo. impuestas para evitar contagios de coronavirus hacen complicada la captación de socios. El vicepresidente de Donaire, —de música y danza tradicional— Antonio Prado, explica que, en su caso, la entidad hizo una inversión en diciembre para poder trasladar sus aulas a una nave en el polígono de Agrela y que, gracias a ello, lanzarán en los próximos días una campaña para conseguir más alumnos y también para que personas que, algún día fueron de Donaire, apoyen a la entidad en esta época en la que se disparan los gastos y se merman los ingresos.

A diferencia de otras asociaciones en las que la actividad es voluntaria, en Donaire hay trabajadores contratados, por lo que conseguir fondos es uno de los retos de la asociación. Prado diferencia entre la parte que pueden mejorar los afectados de la que ya no está en su mano, como, por ejemplo, que el Concello incluya a las entidades en una nueva edición de los fondos de reactivación económica (Presco), para que puedan optar a ayudas que les permitan pagar el alquiler de los espacios que tengan contratados para desarrollar su actividad o que la programación cultural municipal sea más “potente” ahora que hay ya más “información” sobre cómo se comporta el virus y que, ya “en primavera”, se apueste por las actuaciones al aire libre y de artistas locales y que sean las administraciones las que hagan esta inversión en sus vecinos, ejecutando todo el presupuesto disponible en las partidas dedicadas a cultura y espectáculos.

Salas de conciertos. La Xunta calificó a estos negocios el 15 de agosto como ocio nocturno y no ha modificado esta clasificación, a pesar de las peticiones del sector de que se diferencien sus actividades. La gerente de la Asociación Galega de Salas de Música Clubtura, María Nieto, explica que piden que les dejen trabajar con unas condiciones adaptadas a la actual emergencia sanitaria y recuerda que, en A Coruña, había “ocho salas de conciertos”, pero que una se ha quedado ya por el camino, el Bâbâ Bâr.

Nieto pone el foco en que, en la ciudad, lo normal es que los propietarios de las salas sean también sus trabajadores, así que, con la imposibilidad de abrir sus puertas a la música, se quedan también sin empleo. Actualmente, según explica Nieto, “es imposible” hacer una agenda para este año, ni siquiera con vistas a primavera o verano, porque desconocen en qué condiciones podrán trabajar, ni con cuánto aforo ni si, por ejemplo, tendrán que hacer conciertos a puerta cerrada para distribuirlos en formato digital.

A todo esto, los trabajadores del sector suman que, como al ocio nocturno, se les ha “criminalizado” y que, sin embargo, no se han aprobado ayudas específicas para ellos, cuando representan a una parte “muy importante” en la economía local. ¿Y se podría buscar una alternativa? Nieto tiene claro que, el primer paso es salir de las restricciones que rigen al ocio nocturno y tener unas directrices claras de qué pueden o no pueden hacer. “A lo mejor todos los conciertos tienen que ser sentados, con aforo reducido y de día, ya verán las salas si les compensa o no económicamente”.

Archivo Histórico Municipal. Sus trabajadores llevan más de diez años reclamando un nuevo espacio que se adapte a sus necesidades y que les permita crecer, no solo en fondos sino también como entidad. Su situación en 2021 —a falta de que el Concello decida lo contrario— será igual que la de antes de la pandemia. En la memoria de gestión del año 2019, los trabajadores del archivo manifestaban que el espacio disponible estaba “agotado”, por lo que se hacía imposible la incorporación de más documentación. Durante los últimos años se estudiaron varias alternativas, por parte de los gobiernos locales de turno, para sacar del edificio de Durán Loriga a este departamento municipal, desde la parte que el corresponde al Concello en la fábrica de Tabacos hasta la Casa de Veeduría, pero ninguna de ellas fructificó y ambas tienen destinatarios designados. La primera, la futura sede de la Concejalía de Servicios Sociales, y, la segunda estará reservada para usos vecinales, económicos y para la oficina de rehabilitación, que se encargará del programa Rexurbe. Los técnicos se quejaban también entonces de que el Archivo Administrativo carecía de personal, por lo que “las transferencias documentales” no podían realizarse y alertaban también de las “duras condiciones de trabajo en invierno para usuarios y funcionarios”.

Red de Bibliotecas Municipales. La pandemia afectó a este servicio cultural, como a tantos otros de la ciudad, a diferencia de que la red de bibliotecas cumplirá en unos días —el 23 de enero— dos años con el contrato caducado. Si durante el mandato de Marea Atlántica se iniciaron los trámites para municipalizar la gestión de las bibliotecas, con el cambio de Gobierno esa tarea no se completó ni se regularizó la situación de los trabajadores. Precisamente, la portavoz del BNG en el Concello, Avia Veira, preguntará en el próximo Pleno al Gobierno local por qué no se ha sacado a concurso ya el contrato. Este asunto va más allá del tema laboral, ya que la regularización de los trabajadores de este servicio forma parte de los acuerdos a los que llegaron BNG y PSOE para la investidura y mandato de Inés Rey como alcaldesa. El BNG insta a que, mientras no se llega al objetivo de la gestión directa de esta red municipal, se regularice la situación de los empleados con un contrato nuevo.

A pesar de que al principio del estado de alarma las bibliotecas no pudieron prestar servicio presencial, ya hace unos meses que lo han retomado e, incluso, se han adaptado a las nuevas condiciones, ya que voluntarios acercan lecturas y material audiovisual a las casas de los usuarios que forman parte de los grupos de riesgo de contagio. La pandemia sorprendió a las bibliotecas en pleno plan de mejora, con objetivos que tendrían que haberse cumplido a mediados del año pasado, pero que no pudieron avanzar.

En la memoria de gestión, los técnicos se quejaban ya del descenso de préstamos y lo achacaban, en parte, a que, desde 2011 no se había hecho una inversión importante en la actualización de los fondos. El año pasado, ya en plena pandemia, el Concello sacó a concurso la adquisición de fondos para las bibliotecas municipales, aunque, finalmente, desistió porque una empresa de Valladolid impugnó los pliegos al considerar que una de las condiciones que imponía el contrato era abusiva.

Las previsiones del Concello. Fuentes de la Concejalía de Cultura —que tras la reformulación del Gobierno local depende directamente de la alcaldesa, Inés Rey, y no de Chero Celemín, que fue quien se encargó de este área al inicio del mandato— defienden que el apoyo del Concello al sector “ha estado muy por encima de otras ciudades y administraciones”, al apostar por mantener la actividad de la OSG y de la Banda Municipal y al organizar actividades y conciertos, mientras se pudo, durante las fiestas y también a través de programas como el Presco, que llevó la música a la calle.

Y defienden que “el nuevo equipo” de la Concejalía de Cultura —cuenta tras la reformulación con un director de Cultura, cargo desempeñado por Rómulo Sanjurjo— ve su labor no como un bien “inmaterial” sino como una industria a la que hay que cuidar y apoyar. El Gobierno loca fía a un acuerdo con la oposición la aprobación de un nuevo plan de recuperación económica (Presco) para incluir “un importante desarrollo en el campo cultural” aunque introduciendo cambios para “aprovechar aún mejor sus potencialidades”. Fuentes de Cultura advierten de que “la apuesta por el streaming, llegó para quedarse y complementar la faceta presencial”, de modo que 2021, a falta de que se pueda volver a la agenda que se paró en marzo del año pasado, irá por otros caminos, como el ciclo Salas Abertas. “A falta de concretar con el sector el formato, habrá una continuidad en la relación entre las salas de conciertos y el Concello”, explican fuentes municipales.

El área de Cultura se centra ahora en el centenario del fallecimiento de la escritora Emilia Pardo Bazán, con una “celebración ambiciosa, que abarque varios planos, desde el más académico al más popular, con programación propia municipal” además de la que realizarán otras administraciones— y enfocada a realzar “la condición de Pardo Bazán de pionera del feminismo” y “su importancia en la construcción aún vigente de un relato coruñés que pone en el centro de la escena a sectores populares hasta entonces invisibles, como el caso de las cigarreras”, según explican desde el Concello.

Fuentes del área explican también que será el año del Consello Municipal da Cultura y de “la creación de un órgano de participación muy demandado por el sector” para abordar su futuro.