Cuando uno pasea por la calle Real, como lo hace a pie, no suele fijarse en las señales de tráfico que por ahí se encuentran. Hay una justo en la esquina de la Subdelegación del Gobierno, junto a la oficina de Extranjería, pero es misión imposible saber qué indica. Puede ser un prohibido aparcar o dirección prohibida, entre otras muchas cosas, pero la señala se encuentra actualmente cubierta de pegatinas que no han dejado ni un pequeño hueco para intuir lo que ahí se esconde. Para los conductores, por tanto, es como si no existiese. Lo curioso, no obstante, es el que el edificio cuenta con una cámara de vigilancia que podría identificar a los fanáticos de estas pegatinas.