La gran pantalla se está quedando al margen y todavía no ha sido capaz de encontrar la fórmula para hacer frente al coronavirus. Apenas hay nuevos estrenos de películas, los aforos son reducidos, el toque de queda obliga a eliminar las últimas sesiones del día y las nuevas plataformas de vídeo, como Netflix o HBO, no dejan de atraer usuarios. A esto se suman las últimas restricciones de la Xunta, que han obligado a Espacio Coruña y los Cantones Cines a cerrar sus puertas hasta, al menos, el 27 de febrero. Las salas de Marineda City y Los Rosales ya llevaban cerradas varias semanas por decisión de Cinesa y Yelmo.

Antes de la comparecencia del presidente del Gobierno gallego, Alberto Núñez Feijóo, solo se podían ver películas en gran pantalla en Espacio Coruña, de miércoles a domingo, y en los Cantones, que ofertaba seis filmes en cartelera con un máximo de dos sesiones al día. Una programación ya cancelada, como se puede ver en sus páginas web, que deja al espectador sin opción de disfrutar del séptimo arte en pantalla grande.

Las primeras salas que estuvieron disponibles tras el confinamiento fueron las de Yelmo, en Espacio Coruña y Los Rosales, que volvieron a ocupar sus butacas el pasado junio. Después se sumaron Cinesa y los Cantones, pero lo que parecía una recuperación, no fue otra cosa que un nuevo obstáculo en el camino, pues las entradas se vendían a cuentagotas, ya fuese por miedo al contagio —a pesar de las medida— o por falta de interés, pues apenas hubo grandes estrenos durante el 2020.

Puede ser que antes de la pandemia el cine no estuviese atravesando su mejor momento, pero los descuentos, la oferta de películas en versión original o las apuestas de grandes directores, que después competirían en los Óscar, permitían atraer a un alto porcentaje de cinéfilos. El encierro llevó a muchos a confiar en plataformas digitales, a las que se sumó Disney+, en las que se han estrenado películas como Soul, de Pixar, o Mank, de David Fincher, haciendo que la pequeña pantalla le gane terreno a la grande, a pesar de las ventajas de esta última en cuanto a experiencia audiovisual.

Los Cantones, en la avenida do Porto, trató de capear el temporal, con sesiones a las cinco o a las siete y media de la tarde durante estas últimas semanas, pero eso no le ha servido para evitar las restricciones del Gobierno gallego.

Quizá solo sean tres semanas de cierre, pero hay más puñales en el aire, como el toque de queda, a las 22.00 horas, un enemigo de las proyecciones de última hora o sesiones golfas. Además, sobre la mesa está la intención de Feijóo de ampliar este horario y mandar a los coruñeses a casa a las 20.00 horas, algo para lo que, a día de hoy, no tiene competencias.

El cierre perimetral fue también un golpe duro, que llevó a Yelmo y a Cinesa a apagar sus pantallas aunque no estuviesen obligados a hacerlo. Por ahora, se proyecta el fundido a negro.