La hostelería, tarde o temprano, recibirá las ayudas anunciadas por administraciones como la Xunta y el Concello, solicitadas desde el año pasado y parte de ellas aún en tramitación. Pero sectores muy vinculados a la hostelería carecen de subvenciones y, como los bares y restaurantes, afrontan con la misma resignación e incertidumbre el nuevo parón temporal de la actividad derivado de la preocupante evolución de la pandemia. En esta situación se encuentran los proveedores y distribuidores, algunos de los cuales se unirán mañana a una caravana reivindicativa por varias calles de la ciudad convocada por la plataforma de reciente creación Shostalería.

“Yo a esto no le veo fin, y lo peor es la inseguridad: ¿Cuándo se abrirá, cómo se abrirá? No tenemos ni idea”, dice con pesimismo Álex Eiroa, de la empresa Dicasa. “Como los locales a los que suministramos, estamos en una situación muy complicada y muchos tenemos que reenfocar nuestra actividad”, comenta con más optimismo Pablo Gómez Veiras, de la empresa Monterreal.

Una gran parte de los clientes de los distribuidores son los locales de hostelería y el resto son mercados, cadenas de supermercados y pequeñas tiendas de alimentación. Con los bares y restaurantes cerrados o solo abiertos para llevar comida al exterior del establecimiento, los proveedores enfocan su actividad hacia las tiendas de barrio y carentes de ayudas específicas con las que poder compensar la reducción de ingresos o la pérdida temporal de empleados.

“Un ERTE es lo poco a lo que nos podemos acoger, y que te lo acepten. O reducir costes fijos. No podemos cesar por completo, así que tenemos que agarrarnos a las tiendas de alimentación que están abiertas”, cuenta Pablo Gómez. Su empresa, compuesta por cinco trabajadores, distribuye vinos, licores, café y productos como conservas o galletas. “El sector camina de la mano con la hostelería, por lo que está en una situación de equilibrio entre reducir y mantener su actividad. Si sufren ellos, sufrimos nosotros. Unos recurren a la venta online, otros pasan de distribuir bebida a alimentación”, añade.

Dicasa, empresa en activo desde 1975, tiene una plantilla de once empleados y se ha acogido a ERTE. Trabaja en toda la provincia de A Coruña y cuenta con una cartera de más de 1.000 clientes solo de hostelería, gran parte de ellos en la ciudad, describe Eiroa. “Hay que confiar en el músculo propio para aguantar. Porque los créditos ICO, por ejemplo, los tenemos que devolver, no son ayudas directas, que no tenemos. Hicimos ERTE en el mes de marzo, volvimos todos en junio, pero desde noviembre estamos en otra posición difícil. Muchos negocios van a resistir con solo terrazas o servicio take away [para llevar] hasta mediados de marzo, calculo”, comenta este proveedor.