Una familia posa junto a la sardina. en la plaza de España. | // CONCELLO DE BERGONDO

Lo tenía todo para ser el mejor Martes de Carnaval en mucho tiempo, con miles de temas de actualidad y buen tiempo, pero faltaba lo más importante: el ánimo y el permiso para poder juntarse y disfrutar. En un mundo sin pandemia, el de ayer hubiese sido un día mágico, de un calor y un sol inéditos en estas fechas. Pero no. La calle de la Torre no se llenó de música y los bares no hicieron la mejor caja del invierno, ya que el coronavirus no lo permitió. Así que, a falta de ganas de disfrazarse, muchos coruñeses decidieron bajar a las playas a pasar el día y también al paseo marítimo que, a las seis de la tarde, tenía más pinta de San Juan que de Martes de Carnaval.

Mucho neopreno, muchos pies mojados en la orilla y también mucho pantalón corto para correr por la arena o hacer paddle surf, pero poca purpurina, pocas ganas de jugar a ser quien no se es por unas horas y poca resaca mañanera. Muchos de los que bajaron ayer disfrazados a la calle lo hicieron por tradición, por no dejar que la pandemia se lleve por delante lo que no pudo matar ni el franquismo, por no dejar que todos los días sean iguales o por mandar una foto a la familia en la distancia. Como los que se pasaron la semana cociendo grelos, amasando orejas y friendo filloas, a pocos les apetecía realmente el menú, pero es la tradición y tampoco hay que dejar que el coronavirus lo ocupe todo. No quiso dejar de salir a la calle el choqueiro Alvarito, con su bañador de playa, aunque para él no hace falta que haga sol para que saque del armario sus prendas más provocativas en Carnaval. Lo hizo en una calle de la Torre que, por primera vez en años, estaba abierta al tráfico un Martes de Carnaval.

El de ayer fue más un día para los más pequeños, para que saliesen disfrazados de superhéroes, de payasos o de ovejitas, para que luciesen sus trajes, aunque no pudiesen salir de la silla. Por los jardines de Méndez Núñez se paseó también una Emilia Pardo Bazán con abanico, luces y sombras, ante su retrato de piedra, y un Spiderman, en busca de nuevas aventuras.

El Carnaval, como tantas otras cosas, se trasladó a las redes sociales. El Concello de A Coruña abrió un concurso de disfraces online en el que premiará las mejores ideas de los concursantes por edades y también de las familias con bonos para gastar en el comercio local. Los interesados podrán participar hasta el 21 de febrero.

En la comarca, el Carnaval se vivió especialmente a través de las redes. Ayuntamientos como Abegondo, Bergondo, Cambre, Culleredo, Carral o Sada pusieron en marcha distintas iniciativas para animar el Entroido sin necesidad de salir de casa y animaron a los vecinos a compartir a través de Facebook sus fotografías para optar a premios o, simplemente, para estrechar lazos aunque sea online. Las bases de los concursos se adaptaron a la situación, con categorías novedosas, como Balcóns Entroideiros de Sada.

Participante en el concurso online de Abegondo.

Una familia, disfrazada en Bergondo.