Imagen actual de la zona. VÍCTOR ECHAVE

Los mayores de sesenta años seguramente recordarán un programa divulgativo de TVE emitido entre 1978 y 1979, La segunda oportunidad. En él, Paco Costas, bueués de nacimiento, aconsejaba de forma didáctica y con ejemplos gráficos sobre las correctas prácticas al volante, buscando concienciar a los conductores para reducir los accidentes de tráfico. El programa comenzaba con las imágenes de un aparatoso choque de un automóvil contra una roca y la frase “el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra”.

En febrero del año pasado, con anterioridad a la “invasión” de la COVID-19, publicamos en este mismo medio el artículo Hospital, personas y ciudad, abordando la ampliación del Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña con el objetivo de provocar la reflexión tanto de la administración como de la ciudadanía sobre lo que entendíamos, y entendemos, como una decisión inapropiada. Estos días la prensa ha informado de diversas reuniones mantenidas por las administraciones públicas afectadas sobre el Puerto de A Coruña, en las que se ha barajado la posibilidad de reconsiderar las propuestas adoptadas en febrero de 2004, y en años sucesivos, que parece que ya no sirven en este año 2021. En consecuencia, las administraciones se han dado seis meses de plazo para elaborar un nuevo protocolo.

Al hilo de este hecho, y ante la inminencia de la resolución del concurso público referido a los documentos técnicos y la dirección de las obras para la ampliación Chuac, cuya licitación finaliza el 15 de marzo, nos preguntamos si esta no merece una segunda oportunidad: ser repensada. Tesis abordada en una línea argumental que fundamentamos en tres aspectos, desarrollados seguidamente.

1º. La compatibilidad entre un equipamiento metropolitano y una infraestructura de la vida cotidiana

El Chuac es un centro de referencia en numerosas especialidades, tanto para las 500.000 personas del área sanitaria A Coruña-Cee como para otro considerable número que acude a él, procedente de nuestra comunidad autónoma, del resto del estado español, o incluso de Portugal. Dotado, por tanto, de un impacto supramunicipal. Su recinto, que incluye el edificio y el entorno libre asociado, concentra un elevado flujo de personas, de tal modo que, en ese sentido, se puede asimilar a un puerto, un aeropuerto, una estación de ferrocarril o de autobuses.

Afectado el hospital por enfoques enfrentados o incluso confrontados —científicos, financieros, humanísticos, de mantenimiento, de seguridad o técnicos—, no se debe olvidar que, a su vez, es una infraestructura para la vida cotidiana. Y por ello, deben priorizarse las cuestiones relativas a pacientes, familiares, personal sanitario y laboral, frente a los números de cama, de visitantes, o de trabajadores-guarismo. En suma, ¿cuál podría ser el objetivo de esta infraestructura para que resulte útil y amable? La atención personalizada, eficiente y accesible, compaginada con su configuración como un modelo de investigación espacial y sanitaria, de desarrollo y de educación.

2º. La desatención a la movilidad futura

La accesibilidad al recinto es una cuestión de máxima prioridad. De hecho, la Xunta de Galicia realizó en septiembre de 2019 un estudio de movilidad. Centrado en el trazado viario, omite otras alternativas de desplazamiento, como el ferrocarril, los autobuses metropolitanos, u otros medios de transporte.

El estudio no contempla un futuro que ya está aquí, como por ejemplo el vehículo autónomo, individual o colectivo, impulsado por energías limpias. Para muestra, tres ejemplos, dos ya implantados en Madrid, y un tercero de próximo ensayo. El primero, un pequeño autobús de doce plazas, el EZ 10; desde enero de 2020 circula sin conductor en el campus de Cantoblanco de la Universidad Autónoma. El segundo, el EMT Smart Bus, que, con una red de 73 paradas da soporte a la línea entre el Hospital 12 de Octubre, en Usera, y el Hospital Infanta Leonor, en Villa de Vallecas; un transporte inteligente, puesto en marcha en julio de 2020, que puede reservarse mediante una app. Y el tercero, la incorporación de drones y taxis aéreos, un novedoso experimento que se ensayará en España en 2022, con los taxis voladores que Enaire pondrá en funcionamiento en Barcelona y en Santiago de Compostela.

Entenderán ustedes por qué consideramos caduco el modelo presentado. La propuesta olvida un futuro que ya es presente, sin prever el espacio disponible para darle acomodo. ¿O llegado el momento volveremos a la improvisación, a asumir cuestiones sobrevenidas amparándonos en la urgencia de la respuesta?

3º. La existencia de emplazamientos alternativos para ubicar el centro hospitalario

A partir de 1912, el término municipal de A Coruña amplió su superficie de 7,8 a 37 kilómetros cuadrados tras la anexión del colindante término municipal de Oza. Aun así es el segundo término municipal capital de provincia más pequeño de España. Y tal vez, como consecuencia de ello, ha crecido sin valorar el vacío como elemento principal de conformación territorial, tratando de concentrar en su escaso territorio infraestructuras con vocación metropolitana. Por otro lado, el país, en su conjunto, adolece de una incapacidad manifiesta para llegar a acuerdos. Pactar se asimila a ser derrotado, no a alcanzar un logro. Una actitud que condiciona la formación de mancomunidades y de áreas metropolitanas, fomentando intereses cortoplacistas, y dificultando la generación de espacio público de dimensiones significativas, asociado a infraestructuras singulares, independientemente del término municipal en el cual se dispongan.

En esta tesitura, hemos conocido un documento elaborado por la Asociación de vecinos Uxío Carré de Eirís. En él se identifican cuatro lugares para implantar un nuevo hospital que complemente al actual. Dos en el término municipal de A Coruña: la fábrica de Armas —en su día valorada por la Xunta de Galicia— y el polígono de Vío. Un tercero en el de Arteixo, en Morás, muy próximo al nudo de enlace de la A6 con la AP-55; y el cuarto en el de Culleredo, en A Zapateira, en unos terrenos tras el campo de golf. Nos atrevemos a señalar uno más: la parcela del Hospital Materno Infantil y los terrenos colindantes. Cinco localizaciones que convendría que las administraciones públicas implicadas evaluasen a la luz de la situación hospitalaria que ha provocado la COVID 19.

Hace escasos días, el 20 de febrero, en este mismo medio el periodista Carlos Miranda publicaba una información bajo el título Los pasos para blindar As Xubias, ilustrada con una imagen del núcleo tomada desde Santa Cristina. Siendo loable la intención municipal, la ampliación del hospital la invalida. Blindar el núcleo es irrelevante ante la transformación del paisaje provocada por el futuro volumen hospitalario. Viendo la imagen que se acompaña este artículo es difícil justificar la decisión tomada. Al igual que defender, al mismo tiempo, la ley de Ordenación del Territorio recientemente aprobada, la redacción de una ley de Arquitectura, y la aplicación del estudio de impacto de género.

Por otro lado, en los documentos gráficos del concurso municipal para la redacción del plan de As Xubias, la parcela del actual Hospital Materno Infantil está clasificada como Suelo Urbano Consolidado. En palabras llanas, lista para ser ocupada con un edificio de viviendas. Y sin embargo, este es un enclave adecuado: permite recuperar la memoria ciudadana del hospital primigenio de la ciudad; consolida la naturaleza pública del borde marítimo de la ría; integra el núcleo de As Xubias, conjugando edificación y vacío. Y al incorporar las propuestas cultas del pasado, el tipo hospitalario de inicios del siglo XX, estaríamos dando alojo al hospital del siglo XXI, integrando la tecnología con los aspectos terapéuticos de la naturaleza. Y si para ello es necesario derribar el viejo edificio del Hospital Materno, hágase. Por otro lado, la superficie disponible en el ámbito parece suficiente: 6,5 hectáreas, procedentes de adicionar a las cinco hectáreas de la parcela de titularidad pública, el suelo colindante, prácticamente liberado de edificaciones, con un frente a la vía pública de unos 350 metros. Un área de fácil accesibilidad metropolitana y urbana, con conexión, tanto por carretera —avenida da Pasaxe— como por la ferrovía. Un ámbito cuyo desarrollo únicamente involucraría a un antiguo pazo, frente a la resolución actual, que exige expropiar veintidós casas y afecta a un número considerable de cierres y superficies de parcelas para abrir el viario.

Estos argumentos nos llevan a reafirmamos, después de un año, en la apreciación de entonces: Eirís no es el lugar apropiado para ampliar el hospital. Si la ubicación del actual Hospital Universitario de A Coruña en Eirís, la opción elegida en los años 70, semeja obedecer a razones sobrevenidas, no parecen haber mejorado los criterios actuales de intervención. La actuación que se propone desatiende a personas, ciudad, territorio y paisaje.