El espectáculo de humor más antiguo de Galicia llega el sábado al teatro Colón (20.00 horas). Lo hace tras superar cancelaciones por las restricciones del coronavirus, con aforo reducido —las entradas ya están agotadas— pero con los monologuistas Luis Zahera y Oswaldo Digón dispuestos a proporcionar dosis de risas en un momento en el que son muy necesarias. El actor santiagués vuelve a casa en un periodo de “mucho trabajo” en el sector audiovisual.

¿Cómo han sido estos meses de cancelaciones y reprogramaciones?

Son los tiempos que son. Yo creo que la situación es la misma para todo el mundo. Estoy feliz por poder retomarlo. Es un placer poder estar en A Coruña.

Con un espectáculo, además, consolidado tras diez años de trayectoria. ¿Necesita el público esa dosis de humor para olvidarse de la pandemia?

Sí, claro. Yo jamás noté que a los que nos dedicamos al entretenimiento nos agradecieran tanto lo que hacemos como ahora. La gente te para por la calle para decirte “muchas gracias por entretenerme porque me estoy volviendo loco”. Dentro de la estupidez que es nuestro trabajo, me siento útil porque estoy poniendo mi granito de arena para mejorar la situación.

Una situación que golpea de lleno al sector cultural. ¿Cómo lo está viviendo?

Sí. Pero no solo a la gente del teatro, también a taxistas o hosteleros. Todos lo están pasando mal. Sería inabarcable la lista. Yo lo que más hago es televisión. Así que con esta efervescencia que hay de la televisión y las plataformas y que todo el mundo está en casa y necesita contenidos, la verdad es que tengo mucho trabajo. Hasta me siento un poco mal de tener tanto trabajo y de que haya tanto lío. Esa es la verdad. Tengo que reconocer que nunca tuve tanto trabajo. Es raro. Tanto en la falta de trabajo como en la abundancia, tampoco lo gestionas muy bien. Psicológicamente es muy complicado, pero se empieza a ver una luz al final del túnel, sobre todo con las vacunas. A ver si nos acercamos al final y aguantamos el chaparrón, como decía mi madre.

Se convirtió en un fijo en el confinamiento en Land Rober, ¿le sirvió también a usted para desconectar?

Efectivamente. Estoy muy agradecido a Roberto [Vilar] por haber contado conmigo para Land Rober. Al mismo tiempo era surrealista ir absolutamente solo por la calle y por la carretera. El plató sin gente. Fue durísimo. Al principio me parecía una ficción. Muy esquizofrénico. No me lo podía creer.

Ahora le toca volver al teatro acompañado por Oswaldo Digón.

No es por tirar flores entre los monologuistas, pero Oswaldo me parece un fenómeno. No me cabe en la cabeza que no tenga más repercusión. Es genial. No nos vemos mucho porque yo ahora estoy en Madrid pero es una maravilla. Un fuera de serie.

¿Qué se encontrará el público de A Coruña? ¿Ya se pueden hacer bromas sobre el coronavirus?

Yo creo que no hay límite en el humor. El humor es una crítica, no una apología. Se puede reír uno de cualquier cosa, hasta de los campos de concentración. Y creo que es positivo. Eso ayuda, enriquece. A mí ahora me da por hablar de mi madre, de cuando era pequeño, de cosas muy familiares y reconocibles. Lo que hago yo son variantes de un mismo monólogo y espero que el público de A Coruña pueda disfrutarlo.

¿En qué otros proyectos está trabajando?

Estoy grabando una serie de Telecinco con José Coronado, con el que vuelvo a repetir, que se va a llamar Entrevías. Hago la segunda parte de La Unidad, de Dani de la Torre, pero solo el primer capítulo porque no pude compaginar los dos trabajos. A lo mejor tengo una película con Rodrigo Sorogoyen, As Bestas, que está intentando levantar aquí en Galicia. Soy un afortunado.