La Delegación del Gobierno, en la plaza de Ourense, suele ser un punto habitual de encuentro de concentraciones de protesta. Cada manifestación se solicita a las autoridades y los convocantes se reúnen con permiso, generalmente con pancartas y en grupos, unas veces numerosos otras veces más pequeños. Lo que es raro es que una sola persona acuda al lugar para escenificar una protesta. Ayer lo hizo una señora, sobre las ocho de la tarde, ante el edificio de la Delegación del Gobierno. Con un megáfono y un papel que leyó se plantó en el lugar con la única compañía de una pancarta. Políticos, menos reproches, más soluciones, se leía.