El edificio número 8 de la calle Primo de Rivera destaca por sus grandes dimensiones y su impresionante fachada. Construido a finales de los años veinte bajo la dirección del prestigioso arquitecto Pedro Mariño, autor entre otras obras del Palacio Municipal, es ahora el centro de una controversia entre los descendientes del promotor del inmueble y el propietario de uno de los locales comerciales existentes en la primera planta.

La familia Fernández-Victorio puso en conocimiento de la Dirección Xeral de Patrimonio que el Concello concedió licencia a esa persona para efectuar obras de rehabilitación en el local de su propiedad que, a su juicio, afectan a la estructura del edificio porque se prevé “la demolición de paredes y tabiques y la apertura de huecos en muros divisorios, medianeros y linderos, con redistribución de los espacios interiores”. De acuerdo con esto, considera que “se altera drástica y sustancialmente la configuración de la planta primera del edificio, del que recuerda que el plan general le concede protección estructural, según la cual solo están autorizadas las obras de reestructuración por el mal estado de conservación o la pérdida de funcionalidad del inmueble.

También destacan que el Concello concedió la licencia sin la autorización previa de Patrimonio, porque, además de la protección con que cuenta el edificio por sus características, está situado en el Camino Inglés. Pese a que la familia transmitió estos hechos a patrimonio en febrero de 2020, tuvo que volver a hacerlo recientemente porque a causa del confinamiento posterior no recibió un requerimiento que fue enviado meses después.

El Gobierno local niega la existencia de irregularidades en la concesión de la licencia porque estima que las obras responden al cumplimiento de una sentencia judicial. El propietario del local reclamó al resto de dueños de espacios comerciales de esa planta superficie que entendía que le pertenecía y los tribunales le dieron la razón, lo que obliga a redistribuirla.

Para los técnicos municipales, los trabajos no afectan a la estructura del edificio porque se trata de una “redistribución interior” que solo afecta a los tabiques, de forma que no se vulnera la protección que le concede el plan general. Sobre el paso del Camino Inglés por este punto, señala que las obras no se desarrollan en el exterior, por lo que no es necesario solicitar permiso previo a Patrimonio para aprobar la licencia, que puede otorgarse de forma directa.