La delegación de Economía y Hacienda en A Coruña ha iniciado una investigación para determinar si cuatro terrenos urbanos que figuran a nombre del Instituto Galego de Vivenda e Solo (IGVS) en el campus de Elviña pueden ser en realidad propiedad del Estado. El suelo de mayor superficie, 354 metros cuadrados, hace esquina entre la calle Carballeiras y el Camiño do Lagar de Castro, cerca del circuito de radio control y enfrente de la Facultad de Informática. Las otras tres parcelas tienen 134, 39 y 16 metros cuadrados cada una y están situadas unos metros más arriba, en la cuesta del camino al lugar de Castro. Todas están abandonadas y llenas de maleza.

Estos procesos de investigación se abren cuando el ministerio presume que unos bienes son titularidad de la Administración General del Estado. Hacienda otorga un plazo de un mes para presentar alegaciones.

El IGVS, organismo de la Xunta, expropió hace casi tres lustros, en 2007, hasta 68 fincas en Elviña que sumaban unos 45.000 metros cuadrados, con el fin de construir la primera residencia pública universitaria de A Coruña, que nunca se ejecutó. Fue una expropiación forzosa por tasación conjunta con el fin de levantar un complejo residencial con 311 pisos para estudiantes universitarios y quince viviendas unifamiliares para profesores visitantes, en total 600 plazas en régimen de alquiler. Se anunció que tendría incluso locales sociales, cafetería, supermercado y aparcamiento subterráneo. Estaba entonces en el Gobierno de la Xunta el bipartito PSOE-BNG. La conselleira de esa etapa, Teresa Táboas, aseguró que las viviendas estarían inauguradas en 2009. Sin embargo en 2011 el IGVS, ya con el Gobierno del PP, anunció, pocos días antes de las elecciones municipales, que renunciaba a ejecutar el contrato para la construcción de la residencia por falta de fondos, cuando ya se habían presentado 23 ofertas de empresas al contrato. El Gobierno gallego explicó que se construiría una residencia pero en concesión administrativa a causa de la crisis económica.

Hasta 2018 no se hizo realidad la residencia universitaria pública, pero no se ejecutó en Elviña sino reformando el antiguo edificio Calvo Sotelo cedido por la Diputación. Abrió entonces la residencia con el nombre de Elvira Bao, con 44 plazas.