El color más significativo de la obra de Joan Miró es el rojo. Lo dijo ayer su nieto, Joan Punyet Miró, en su visita a la Fundación Barrié, donde se encuentra expuesta la muestra Miró. Una colección, que se puede ver hasta el 16 de mayo. En 47 piezas, el visitante puede conocer las cabezas del pintor catalán, los diferentes soportes que utilizó durante su carrera artística y la importancia de la mujer y los pájaros en su obra. “Los pájaros son mensajes entre el cielo y la tierra. Una metáfora de lo racional confrontado con lo irracional. La vida confrontada a la muerte”, desveló.

En la visita guiada que la Fundación Barrié retransmitió por su canal de Youtube, Joan Punyet habló de la amistad de su abuelo y el escritor Camilo José Cela, y de la singularidad de las firmas de Miró en sus cuadros, que son “grafismos decorados, muy bien introducidos en el campo pictórico”.

Al pasear por la sala, el nieto de Miró destacó el uso que su abuelo hacía de ciertos soportes. “No quería utilizar todo el tiempo los procesos de creación de material de soporte industrial que podías comprar en tiendas. En una imprenta en París encontró un aluminio utilizado para la impresión de una revista de coches y lo utilizó para una de sus obras. También usó telas, como un sacó de café, y maderas que quemaba con gasolina y una cerilla”, señaló.

Para el cuadro Mujer y pájaros dentro de un paisaje, de 1976, que se puede ver estos días en A Coruña, el pintor “cogió los botes de pintura al óleo y directamente los vació sobre el lienzo, ya no se dedicaba a mojar el pincel, era más como una transfusión de sangra del artista a la tela”. Hay también obras de Miró que destacan por el predominio del color negro. “Tenía admiración por Goya. En el 81, cuando se le entregó el Premio Nacional de Bellas Artes en Madrid, fue al Museo del Prado y estuvo una hora de reloj frente a El perro de Goya”, contó, como anécdota. Como broche final, en la exposición, hay una escultura de bronce —Tête de Femme, de 1974— hecha en Verona. “Se puede ver la peineta de una bailarina flamenca y los ojos y la nariz de la mujer. Pero detrás de la figura está lo más importante, el subconsciente. Es la unión de lo real y lo irreal”, concluyó.