En la calle Real hay más de una veintena de locales cerrados, algunos están en obras, otros, lo harán pronto, como el de la zapatería Sava, que está liquidando la mercancía, para bajar la persiana definitivamente. La oferta de la vía, hace unos ochenta años era casi exclusivamente de joyerías y de zapaterías, con el paso de los años, se ha ido transformando, abriéndose a locales de hostelería, que se han convertido ya en emblemáticos, como el Bonilla a la Vista, y como lo habían sido el Kirs y el Vecchio. Las joyerías y las zapaterías dejaron paso a grandes empresas, como McDonalds o Zara, que se instalaron en la calle Real pero que, con el paso del tiempo, decidieron abandonar esta céntrica vía para apostar por otras ubicaciones.

Rosa María Salamanca, de la joyería Salamanca, que fue fundada en 1940, asegura que, durante muchos años, ir a ver escaparates a la calle Real era una de las actividades preferidas de muchos vecinos y vecinas, no solo por el género que exponían, sino también por lo particulares que eran los bajos, algunos de ellos, abiertos en los portales de las viviendas. Bajaban a la calle Real y veían bolsos de piel de cocodrilo, zapatos de salón, cinturones de cuero, collares, sortijas y relojes que, quizá, no se podrían comprar, pero que estaban en los escaparates, para cuando reuniesen los ahorros necesarios.

La calle Real no se salva de las modas, así que, en su oferta, tiene ahora carcasas de móviles, tiendas de zapatillas, de ropa deportiva y de complementos y productos de cosmética, aunque resisten algunas joyerías, firmas como Roberto Verino y Kina Fernández e, incluso, Sargadelos, que mantiene abierta su tienda a pie de calle.