La caída de la ocupación que afecta a numerosos parques empresariales de Galicia, según el informe elaborado por la Federación Galega de Empresas Inmobiliarias (Fegein), no afecta a los de Agrela y Pocomaco, que apenas disponen de parcelas libres para la instalación de nuevas empresas. El estudio realizado por Fegein contabiliza este mes 750 naves a la venta en la provincia coruñesa, frente a las 425 existentes en mayo de 2019, aunque el precio, que hace dos años era de 450 euros por metro cuadrado, ha subido a 620 euros.

En alquiler se ha pasado de 300 a 400 naves disponibles, con un aumento del precio de 3,8 a 4,75 euros por metro cuadrado. La razón de este incremento se encuentra en que la demanda se concentra en el alquiler debido a las dificultades para optar a la compra.

Benito Iglesias, presidente de Fegein, sitúa el problema de la caída de la ocupación en los parques empresariales de los municipios medianos y pequeños, ya que considera que los de las ciudades de la provincia actúan como “tractores” . Iglesias destaca que “en los últimos 15 o 20 años la moda en los ayuntamientos era construir un polideportivo y un parque empresarial” y que ahora los de muchos de los municipios pequeños y con poco peso económico “están muy tocados porque la actividad se concentra en unos pocos por sus buenas comunicaciones, situación logística o potencial de crecimiento”.

Según explica, la crisis económica causada por el COVID “ha hecho mella” en los polígonos industriales de los municipios de menos de 10.000 habitantes porque están ocupados en su mayoría por empresas locales. Para Iglesias, “no puede haber” parques empresariales en todos los municipios, ya que defiende que tengan un carácter comarcal porque para ser competitivos “deben disponer de infraestructuras, comunicaciones y servicios que muchos de ellos no tienen”.

“La ocupación es casi del 100% porque hay naves que hasta hace poco estaban vacías que ahora están ocupadas”, Teresa Firvida, gerenta de la Asociación de Empresarios del polígono de Agrela, quien asegura que el colectivo recibe llamadas a diario de empresas interesadas en establecerse en este parque y que no pueden satisfacer la demanda porque no hay naves libres. “Ojalá tuviéramos más naves para poder ofrecer”, comenta Firvida, para quien la ubicación, los servicios y las infraestructuras hacen que Agrela “esté muy cerca del cliente y eso se valora mucho”, ya que buena parte de las compañías que se instalan son del sector comercial o del ocio.

Según detalla, “en la mayoría de los casos la primera opción es Agrela”, según comentan las empresas a la asociación, que ha visto como algunas que abandonaron el polígono tuvieron que regresar tiempo después porque “a a algunas empresas les valen otras ubicaciones, pero a otras no”. También pone de relieve Firvida que la asociación de empresarios se preocupa continuamente por mejorar las condiciones del polígono de Agrela con iniciativas como la creación de la glorieta de que eliminó los frecuentes atascos que se producían en el cruce de las calles Gambrinus, Galileo y José María Corral.

Para Ricardo Tormo, presidente de la asociación de empresarios de Pocomaco, este polígono se encuentra en la actualidad “muy bien de ocupación”, ya que el impacto de la crisis generada por el COVID se ha apreciado “en bajada de facturación o frecuencia de movimientos, pero no en ocupación”. Según explica, “se han podido alquilar naves más baratas pero no se han alquilado menos”, ya que la demanda de espacios se mantiene en Pocomaco debido que a que es “un polígono de ciudad” y a las infraestructuras y servicios con que cuenta para las empresas que desean instalarse en este lugar.

Naves de 500 a 1.200 metros, las más demandadas

Logística, alimentación y distribución son las actividades que más demanda generan en los parques empresariales gallegos, según el informe de Fegein, que señala el textil, la automoción y los autónomos y pequeñas empresas como los sectores que reducen su presencia en ellos. Las naves más demandadas para alquiler son las de entre 500 y 1.200 metros cuadrados por las que se piden 2.000 euros al mes.

Una de las consecuencias de las dos últimas crisis económicas es que casi la tercera parte de las parcelas de los polígonos gallegos pertenece a la Sareb, fondos de inversión, la Agencia Tributaria, la Seguridad Social y entidades financieras.

Frente a la caída de la ocupación en muchos polígonos gallegos, el norte de Portugal vive un momento de pujanza debido a las condiciones más favorables que ofrece este país para la instalación de empresas, hasta el punto de que el área de Oporto ha reducido casi a la mitad las naves disponibles, lo que afecta de forma especial a la demanda de los parques empresariales del sur de las provincias de Pontevedra y de Ourense. En el área de Vigo, el número de naves vacías casi se duplicó en los dos últimos años.